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Éxitos y tragedias en la temporada del Himalaya

Con la temporada del Himalaya nepalí recién concluida y los ojos del planeta alpino mirando ya hacia el Karakorum, es hora de los balances y recuentos en las montañas más altas del planeta. Mientras las rutas ‘turísticas’ del Everest recuperaban la masificación de otros años tras las restricciones que los chinos impusieron el año pasado con centenares de ascensiones y todo tipo de records (Apa sherpa subió por 19ª vez y también los hizo la primera mujer con esclerosis múltiple), merece la pena detenerse en algunas actividades desarrolladas en sus paredes -unas exitosas y otras no- que le permiten recuperar al menos parte del honor y la gloria perdida.

Sin duda, la mejor ascensión de la temporada en el Techo del Mundo la ha protagonizado el coreano Park Young Seok (conquistador de los catorce ochomiles en 2001), quien capitaneando un potente equipo equipo ha abierto una nueva ruta en la temible cara Suroeste, uno de los mitos del himalayismo y con sólo dos vías abiertas, ambas en las décadas de los setenta y ochenta. No han trascendido muchos más datos de la ascensión en una pared que para Park se había convertido en una auténtica obsesión tras haber perdido a tres compañeros y varios intentos anteriores.

Otra importante actividad es la que intentó un Equipo Nacional Kazajo encabezado por Maxut Zhumayev, Vassil Pivtsov, Serguey Samoilov y Eugeny Shatov, cuatro de los más grandes alpinistas del momento. El objetivo era realizar la famosa travesía Lhotse-Everest. Tras varios intentos fallidos por culpa del mal tiempo, a finales de mayo el plan acababa en tragedia con la muerte de Samoilov en la pared del Lhotse.

Sergei nació el 4 de enero de 1958 y aunque su idilio con los ochomiles comenzó tarde, en 2005, en apenas cuatro años ha atesorado un currículum envidiable. Así, en 2005 abrió una nueva ruta en el Broad Peak (cara SW) en compañía de Denis Urubko, en estilo alpino y en unas condiciones tan malas que fueron los dos únicos alpinistas que ese año hicieron cumbre. En 2006, también con Urubko, ascendió primero al Manaslu por la ruta normal, y sólo trece días después los dos abrían una nueva ruta en esta montaña. En la primavera de 2007 subió el Dhaulagiri y en octubre de ese mismo año, de nuevo con Denis Urubko, lograba la primera ascensión al K2 otoño y además por la cara norte, que llevaba 11 años sin ser ascendida. Finalmente, en enero de 2008 intentaron el Makalu en invierno.

También concluyó en tragedia enl intento del polaco Priotr Morawski y el esloveno Peter Hamor de abrir una nueva ruta en la cara oeste del Manaslu. En su caso, además, ni tan siquiera tuvieron tiempo de acercarse a la montaña, ya que la desgracia sobrevino cuando se aclimataban en el cercano Dhaulagiri y el polaco cayó en una grieta mientras descendían del campo 2 al 1.

Morawski era otro de los alpinistas más vanguardistas del momento, con seis ochomiles en su haber, incluida la primera ascensión invernal al Shisha Pangma, en compañía de Simone Moro. El año pasado estuvo a punto de lograr en el G1 y G2 la segunda travesía de dos ochomiles de la historia en la misa ascensión en la que logró, junto con Peter Hamor, la primera travesía del G1.

Sin final trágico, también se quedaron con las ganas los vascos de la expedición Naturgas al Pilar Oeste del Makalu en alpino (Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza), que hemos vivido de cerca en este blog; y los rusos Valery Babanov y Viktor Afasiev, que pretendían abrir una nueva ruta en la dificilísima cara oeste del Annapurna tambiém en estilo alpino. En ambos casos, el mal tiempo les ha impedido ni siquiera una ataque serio a sus objetivos.

Quien sí tuvo éxito fue el kazajo Denis Urubko. Como ya contamos hace unos días en este mismo blog, concluyó los catorce ochomiles en el Cho Oyu abriendo una nueva ruta en solitario. También se sumó a los conquistadores de Los Catorce Ralf Dujmovits tras ascender el Lhotse junto con su esposa Gerlinde Kaltenbrunner.

El resto de actividades en los ochomiles del Himalaya prácticamente se ha reducido a las ascensiones por las vías normales de los ochomiles, que como nota general han sufrido una notable masificación, con presencia de expediciones comerciales en buena parte de ellos y, lo que es peor un uso también masivo del oxígeno artificial para acometer las ascensiones.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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