Que las paredes de nuestras ciudades y pueblos sean el escenario en el que los vándalos de turno expongan sus ocurrencias, filias o fobias es algo a lo que, por desgracia, estamos bastante acostumbrados. Sin embargo, que un acto incívico de este tipo ocurra en un monumento prehistórico, en mitad del monte y a un par de horas de caminata del lugar ‘civilizado’ más cercano es algo que nunca esperaba ver. Pero estaba equivocado.
Ha sido en el menhir de Arlobi, en el Parque Natural de Gorbeia, un imponente monumento prehistórico de casi cinco metros de altura y de cerca de 4.000 años de antigüedad, restaurado y recolocado en su posición original en 2004. Aunque apenas han pasado cuatro años desde que recuperara la verticalidad, ha sido tiempo suficiente para convertirse en una de las referencias del Gorbeia y en uno de los lugares más visitados del Parque.
Hace unos días pasamos junto a él en una excursión en la que pretendíamos ir desde Austigarmin hasta el nacedero del río Baias por Arlobi, remontando el arroyo Padrobaso. En el descenso a Arlobi pasamos junto al menhir, envuelto en la niebla, y seguimos nuestro camino. Sin embargo, nuestro plan se truncó al llegar a los puentes de Arlobi y ver la fuerza con la que bajaba el Padrobaso. Así que decidimos volver sobre nuestros pasos y visitar el nacedero por las landas de Zastegi.
Fue en el segundo paso por el menhir cuando, buscando un ángulo distinto para una foto, nos dimos cuenta del desaguisado. Allí estaban las dos letras ‘AS’, esculpidas aprovechando la arenisca del monumento, en la cara oeste del menhir, aproximadamente a 1,50 metros de altura. ‘A-S’, nada más, seguramente el inicio de alguna palabra interrumpida al ser sorprendido su autor. O por un arrepentimiento tardío. Un acto lamentable,en todo caso, vandálico y sin explicación ni justificación alguna.