Hacia muchos años, quizá 10, que no visitaba las montañas de Kornieta y Zuperrori, en la zona de Leiza, en Navarra. Iba avisado, pero para mi horror, la realidad supera lo imaginable. Recordaba unas montañas tranquilas y mansas, con hayedos en los valles y enormes landas cimeras donde pastaban rebaños de ovejas y caballos. Pues bien, actualmente el macizo de Kornieta/Zuparrobi o Zuperrori está ocupado por un parque eólico, con todo lo que ello implica. Aerogeneradores, profileración de pistas que dan servicio técnico a estos aerogeneradores, casetas, grava y mucho cemento.
En otras palabras, que estas cumbres han sufrido una transformación -a peor- para ¿dotar? de electricidad a ¿miles? de hogares e industrias. Lo malo de los aeorogeneradores o molinos de viento, como también se les conoce, es que la destrucción que provocan es irreversible.
También constituyen una barrera para las aves migratorias. Los constructores y los ayuntamientos que cobran por facilitar los terrenos lo pueden negar, pero basta con darse una vuelta por el Oiz -una bella montaña que ha sido masacrada y ha quedado irreconocible- para localizar los cadáveres de los pajaros que fueron atraídos o no pudieron evitar las aspas de estas torres de 20 metros de altura.
En mis años mozos subíamos a la cima del Oiz por los caseríos de Hambre o Ganbe y el Balcón de Vizcaya. Era un paseo montañero con todas las de la ley. Arriba veíamos ovejas y caballos e incluso algún pastor. Ahora te esperan rodadas y 4×4.
Lo tengo que confesar. No confío en la energía eólica. Creo que se queda en eso, en viento. Podría ser peor y afortunadamente parece que los proyectos de Ordunte y Orozko han quedado aparcados. Supongo que es una pausa y que volverán a la carga.