En el País Vasco, la cuestión tiene también su miga política, no sólo económica. Esta subida de impuesto se va a realizar gracias a un acuerdo PNV-PSE, con el PP votando sistemáticamente en contra en las respectivas juntas generales. En Euskadi, el juego de alianzas políticas se ha vuelto tan complicado –“enriquecedor” diría la actual portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, que se esfuerza en transmitir siempre un mensaje en positivo- que hay que llevar el GPS encendido todo el día para poder cambiar de ruta sin chocar contra la pared.
Hay quien sostiene que lo que hay que hacer es subir los impuestos indirectos –los que gravan el consumo. IVA, hidrocarburos, etc.- y bajar los directos –IRPF y Sociedades, principalmente-, para no castigar a quien obtiene recursos sino a quien gasta y consume. La opción, a palo seco, se intuye complicada en un momento en que la demanda privada atraviesa una seria depresión. Aumentar el precio de las cosas, de forma desmedida, puede provocar un mayor retraso en la recuperación económica.
Hay quien sostiene que la ecuación debe ser, justamente, la contraria. Esto es, gravar sobre todo la obtención de rentas –que pague más quien más gana- y establecer una discriminación más clara sobre la imposición del consumo.
Me da en la nariz que Administración S. A. va a optar por una mezcla de ambas fórmulas. Ya ha subido recientemente algunos impuestos directos –hidrocarburos y tabaco-, hay rumores de que puede haber un ligero retoque al alza del IVA y también parece decidido un ‘meneo’ al Impuesto sobre la Renta. La ‘ocurrencia’ de Miguel Sebastián –eso sí, aplicada con disciplina espartana por Solbes-, de aplicar una rebaja lineal de 400 euros a todos los contribuyentes, parece tener los días contados. Al menos, para las rentas medias y altas.
Hay rumores que apuntan a un aumento de la tributación del ahorro –dividendos, plusvalías, etc.- que en la actualidad gozan de un tipo único del 18%. Es un tema que está sometido a discusiones ideológicas pero que, sobre todo, está condicionado por lo que hagan los países del entorno. Nada hay más fácil que un desplazamiento de capital a un país próximo y que goce de una tributación inferior en esta materia. De ahí que los responsables del ‘fisco’ siempre se tientan la ropa en este asunto, para evitar que una presión excesiva provoque, en la práctica, una huida de capitales y con ello una menor recaudación. Habrá que verlo.
Bueno, tan sólo un apunte sobre la cuestión para comenzar a hacerse a la idea de que el año que viene pagaremos un poco más a Hacienda.
Y mira que a mí lo que se me ocurren son cositas de las que recortar el gasto….. Con la de cosas que le sobran a la Administración S. A.