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El fuego interior

El término endotermia hace referencia al origen del calor corporal de los animales e indica que es de origen endógeno, interior. En los animales endotermos el calor procede del interior de las células, casi siempre de las mitocondrias, que son las factorías en las que se produce el trifosfato de adenosina (ATP) que constituye la moneda energética mayoritaria de los seres vivos. El calor de los animales ectotermos, por el contrario, procede del exterior. Con una única excepción conocida, de la que me ocuparé en otra ocasión, todos los animales homeotermos son endotermos, porque la constancia térmica de los homeotermos requiere que estos animales cuenten con una fuente interna de calor. De no ser así, sería casi imposible mantener constante la temperatura corporal.

Curiosamente, no están claras las razones de la aparición de la endotermia. Lo que sí sabemos es que sale carísima. Un ser humano normal no sobrevive más allá de un mes en ayunas; un cocodrilo, sin embargo, puede permanecer sin comer durante todo un año. Dicho de otra forma, para mantener caliente su cuerpo un animal endotermo ha de consumir en un día lo que un reptil de masa similar consume durante un mes. Es cierto que gracias a la fuente interna de calor podemos mantener una temperatura corporal relativamente elevada (37ºC los mamíferos y 38ºC las aves) y eso es algo que reporta indudables ventajas, dado que permite desarrollar altos niveles de actividad en cualquier momento. Pero no hay razones evidentes para mantener esa temperatura tan alta de forma permanente. De hecho, podría ocurrir que el “calentador” se encendiese y apagase en función de las necesidades.

Hasta hace poco tiempo se pensaba que la endotermia surgió en animales carnívoros que necesitaban desarrollar un modo de vida muy activo. Sin embargo, el pasado año se empezó a extender una idea diferente. Según ese nuevo punto de vista, la endotermía habría surgido en herbívoros, y gracias a ella pudieron equilibrarse los requeririmientos nutricionales elementales.

En mamíferos y aves son el cerebro y el hígado los dos órganos con una mayor actividad metabólica, por lo que son los que más calor producen. Son de mayor tamaño que los de los ectotermos y tienen, además, cinco veces más mitocondrias. A ello se debe que produzcan tanto calor, tanto que parece todo un despilfarro.

Hace tres décadas, Albert Bennet y John Ruben propusieron que la homeotermia está ligada a la capacidad aeróbica y la resistencia muscular. Es cierto que la musculatura de aves y mamíferos tiene una gran capacidad aeróbica. Son capaces de captar y transferir oxígeno al músculo de forma permanente y gracias a esa capacidad pueden correr, nadar, volar o combatir sin interrupciones durante largos periodos de tiempo. A juicio de aquellos investigadores esa es la ventaja que reporta la endotermia y, por ello, la razón última de su existencia.

Pero no todos los especialistas están de acuerdo con esa idea. La resistencia muscular y la capacidad aeróbica dependen de la musculatura esquelética y del corazón, y sin embargo, esos órganos contribuyen sólo en una mínima medida al metabolismo basal. Es el metabolismo del cerebro y de las vísceras (hígado y riñón, principalmente) el que determina el nivel del metabolismo basal, por lo que son esos órganos los principales responsables de la producción de calor que permite mantener la homeotermia.

Algunos reptiles, -entre ellos los del género Varanus, al que pertenece el dragón de Komodo-, tienen una gran capacidad aeróbica y, sin embargo, tienen un metabolismo basal muy bajo. Por el contrario, hay mamíferos que reducen su temperatura corporal cuando hibernan o cuando se mantienen inactivos. Ambos casos contradicen que deba existir una relación directa entre endotermia y capacidad aeróbica.

Recientemente, Marcel Klaassen y Bart Nolet han seguido otra línea de pensamiento. Es sabido que a los herbívoros les falta nitrógeno en la dieta; o mejor dicho, las plantas que les sirven de alimento tienen un bajo contenido en nitrógeno por comparación con el de los propios herbívoros. Debido a ello, para conseguir el nitrógeno que necesitan deben ingerir grandes cantidades de comida, por lo que posteriormente han de desprenderse del exceso de carbono que han ingerido. Y al fin y al cabo, la mejor manera de desprenderse de ese carbono es quemándolo. Así pues, según esos dos investigadores la endotermia procede de la necesidad de quemar el carbono excedentario. Esto es, la endotermia no habría surgido porque fuera valioso mantener constante la temperatura corporal (homeotermia) y para ello disponer de una fuente interna de calor, sino para eliminar carbono de una forma sencilla y limpia.

No obstante, no debe perderse de vista que la endotermia eleva las necesidades de nitrógeno, ya que una mayor actividad metabólica conlleva una más rápida renovación de las proteínas y si hay un mayor recambio de proteínas hace falta más nitrógeno. De hecho, mamíferos y aves consumen más nitrógeno que los reptiles de su mismo tamaño, cuatro veces más, para ser precisos. Pero no obstante, aunque comporte unas mayores necesidades de nitrógeno, la endotermia sigue siendo una buena opción, porque lo cierto es que mamíferos y aves herbívoros consumen alimentos con muy bajo contenido en nitrógeno. Podría pensarse que hay medios alternativos para eliminar el exceso de carbono, pero lo cierto es que quemarlo resulta fácil y limpio.

Como decía, hasta hace poco tiempo se pensaba que la endotermia apareció en carnívoros de pequeño tamaño, lo que posibilitó y facilitó el éxito de modos de vida cazadores. Pues bien, incluso aunque eso hubiese sido así, el punto de vista que hemos analizado aquí no deja de tener su interés, ya que podría pensarse que una vez surgida la endotermia en esos depredadores de pequeño tamaño, posteriormente facilitó la herbivoria al poder obtener los herbívoros gracias a ella un mayor rendimiento de las plantas que consumen.

Por Juan Ignacio Pérez

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