Como expliqué en la entrada “La botella del buceador”, los mamíferos marinos disponen de depósitos de oxígeno gracias a los que pueden permanecer bajo el agua de forma prolongada. Las focas, por ejemplo, pueden llegar a permanecer durante 80 min. bajo el agua sin salir a
Pues bien, resulta que gracias a la capacidad de las focas para almacenar tanto oxígeno en la sangre y los tejidos, pueden también dejar de respirar mientras duermen. Por sorprendente que resulte, durmiendo, las focas llegan a estar sin respirar durante 20 min. Nada más empezar a dormir se reduce la concentración de oxígeno que se encuentra combinado con la mioglobina muscular. En los primeros minutos del sueño se opera una reducción del 20%, pero una vez producida, se establece una situación de un cierto equilibrio y la concentración de oxígeno combinado con mioglobina permanece aproximadamente constante; la mioglobina actúa así como intermediario entre la hemoglobina sanguínea y las mitocondrias celulares, de manera que el gradiente de concentraciones de oxígeno entre el citoplasma de la célula muscular, donde se encuentra la mioglobina, y el interior de las mitocondrias, donde se consume el oxígeno, permanezca lo más constante posible. A ello ayuda también la importante reducción de la actividad metabólica que tiene lugar durante el sueño. Gracias a esa reducción no sólo se ahorra oxígeno, sino que también se ahorra energía.
Merece la pena comentar que las focas no recurren a las vías del metabolismo anaerobio para obtener energía. Era otra de las posibilidades por las que podían haber optado, pero no lo han hecho.