Las palabras pesan. Y pesan mucho. Bien lo saben los partidos nacionales, que tienen que medir al milímetro lo que dicen para no entorpecer sus acuerdos con otras formaciones regionales. Es el juego de la política. El PSOE, con sus ejercicios de equilibrismo entre lo que dice en Madrid y lo que puede hacer en Cataluña y el País Vasco, es el mejor ejemplo de ello. Cumpliendo con su cometido, los medios de comunicación suelen subrayar en cuanto pueden estos funambulismos y los tildan rápidamente de “incoherencia”. El Mundo, dada su orientación, suele ser especialmente sensible a este tema. Y si el terrorismo está de por medio, aún más.
Sin embargo, a veces los medios caen en el pecado que denuncian. Resulta que la edición del hoy del citado periódico publica la misma noticia (palabra por palabra) en sus ediciones nacional y del País Vasco con una más que notable diferencia en los titulares. Así, mientras en la primera encabezan el texto con un contundente ‘Convierten una carrera popular en un acto proetarra’, la edición regional lo hace de forma muy diferente: ‘Los radicales acaparan la Korrika con fotos y carteles de presos’.
Funambulismo es, según la RAE, “la habilidad para desenvolverse ventajosamente entre diversas tendencias u opiniones opuestas, especialmente en política”. Como queda claro a la vista del ejemplo expuesto -agradezco al ‘tribunero’ que me ha puesto sobre la pista el haberme informado de ello-, no es una cualidad exclusiva de los políticos.