El Tribunal Constitucional rechazó ayer el recurso del PP contra la ley que obligaba a presentar listas paritarias en las elecciones. ¿Qué opinar al respecto? ¿Competencia o corrección política? Escuchemos a los propios políticos. Por supuesto, al PP no le ha gustado nada, justo lo contrario que al PSOE, encantado de que su rival político haya salido derrotado en esta batalla. Pero lo que más me ha llamado la atención han sido las palabras de Gaspar Llamazares, que se alegra porque es una medida “progresista, de izquierdas”.
Es sorprendente la insistencia de algunos políticos en calificar las políticas de “izquierda” o de “derecha”, dotando al primero de los calificativos de un contenido moralmente positivo (progreso, avance…) y de una semántica negativa al segundo (conservadurismo, pasado…). Ortega y Gasset afirmó que la izquierda y la derecha son dos formas igualmente inútiles de hemiplejia cerebral. Con toda razón, diría yo. Sólo existen dos tipos de política: la buena o la mala (si nos ponemos utópicos, quizás sólo malas y menos malas o incluso malas y pésimas).
A la hora de tomar decisiones, lo que se debe tener en cuenta no es si una medida se alinéa con un pensamiento de izquierda o de derecha, sino si va a surtir un efecto positivo o negativo. Pongamos por caso el tema reciente de la rebaja de impuestos o la deducción de los 400 euros. ¿Medidas electoralistas?, por supuesto. ¿Propuestas típicamente de derechas? Quizás, pero pregunten a los ciudadanos a ver qué les parece. Para una mayor información, debería decírse que el hecho de tener más dinero posibilitará que se gaste más, con lo que los precios subirán. Por último, debería añadirse que personas relacionadas con Hacienda han criticado estas medidas porque dan pábulo al fraude (hacen pensar que los impuestos no sirven para nada, por lo que no merecería la pena pagarlos)
Es con toda esta información con la que se debe emitir un juicio y no desde posiciones de izquierda o de derecha. Superemos de una vez esta estúpida hemiplejia.
Vayamos ahora con la Ley de Igualdad. Desconozco qué efectos, para bien o para mal, puede tener que en las listas vayan tantos hombres como mujeres (con margen de 40-60%); pero sí puedo decir que me atrae más la idea del mérito que del sexo. Es obvio que hombres y mujeres no somos iguales (incluidas diferencias cerebrales). Ahora bien, ¿cómo se expresan esas diferencias en la producción intelectual o en política? No lo sé. Fiémonos entonces de los resultados, esto es, del mérito, porque antes que un hombre o una mujer, tenemos que ver a una persona eficiente o inútil. Hasta que no sepamos, especialmente los hombres, discernir entre cerebro y cremallera, no daremos un paso adelante (que no de izquierdas ni de derechas). Es el mismo paso que tienen que dar los políticos en relación a las medidas que adoptan. Acabemos de una vez con esta hemiplejia, tanto la de los hombres como la de los políticos.