Centenario de la muerte del explorador vitoriano que desentrañó los misterios de Guinea Ecuatoria y premio gordo al libro La aventura del Muni (Ikusager Ediciones) del vitoriano Miguel Gutiérrez Garitano al llevarse el IV Premio de Literatura de Viajes Camino del Cid que convierten la obra en uno de los mejores libros de este género editado en 2010. ¡¡¡¡Enhorabuena para Miguel, compañero en algunas aventuras y colaborador de El Correo, nieto y sobrino de grandes periodistas alavesas – Choni Fraile y Cuca Gutiérrez- y miembro de una familia muy comprometida con África en todos los órdenes a través de la Africanista Manuel Iradier. El jurado – formado por la periodista Rosa Mª Calaf, los escritores Óscar Esquivias y Lorenzo Silva y el periodista de viajes Ángel M. Bermejo, se reunió ayer en Madrid para decidir qué libro, entre los ocho finalistas, se alzaba con el galardón. Finalmente, y con el consenso de todos los miembros, La aventura del Muni se ha proclamado vencedor.
En un artículo anterior El Correo hablaba en este tono del libro: «Un homenaje a los viajes africanos, una ruta por la Guinea de hoy, al tiempo que un canto en honor del Muni de Iradier y de otros europeos que, como él, dejaron su huella en este perdido rincón del occidente africano. Porque el Muni es y ha sido siempre un lugar maldito, perfecto para perder todo anhelo, una tierra para el desaliento, la derrota y la muerte». Hay noticias frescas y definitivas sobre Guinea Ecuatorial. Las trae el periodista y escritor vitoriano Miguel Gutiérrez Garitano en su libro “La aventura del Muni”.
Esta publicación marcará un antes y un después sobre la percepción que desde España, la antigua metrópoli, y especialmente desde Vitoria, se tiene sobre ese país africano no más grande que Galicia. Lo señala Javier Reverte, otro escritor aventurero: «Cubre un vacío importante, la carencia de textos históricos sobre Guinea Ecuatorial, tanto en los tiempos de la exploración como en los de la colonia y en la posterior andadura desde la independencia. No sabemos casi nada de ese país. Son miles los españoles que han pasado por aquellas tierras pero muy pocos los que han escrito sobre ellas».
Pero no es sólo historia o ensayo. Miguel Gutiérrez destripa Guinea, su historia, su paisaje, sus gentes, el sueño de aventura de los españoles en aquel país. Describe la epopeya de los ríos africanos, tan peligrosos, y narra lo que ve en su viaje. Es un contador de historias, un escritor que utiliza recursos de periodista, que se ha enriquecido de la misma sed de aventura que entusiasmó a Iradier y a los jóvenes liberales vitorianos del siglo XIX que fundaron La Exploradora, la primera sociedad geográfica de España. Ha viajado al país centroafricano dos veces, se ha empapado de su historia durante más de cuatro años con un trabajo exhaustivo de documentación. No en vano entre su padre, el psiquiatra vitoriano Miguel Gutiérrez, y él atesoran unos 3.000 volúmenes de obras de viajes y exploración. Algunos son auténticos tesoros bibliográficos, como los dos boletines únicos de La Exploradora.
Vinculado a la Asociación Africanista, una ONG que mantiene el nexo sentimental de Vitoria con la tierra que exploró uno de sus hijos ilustres, Gutiérrez Garitano aprovechó los difíciles viajes a este país, cerrado a los turistas, para conocerlo. «Iradier es mi hilo conductor. Con él empiezo y termino. Y hablo de algo a lo que nunca se le ha dado importancia. La gente piensa que Iradier y compañía fueron unos chapuceros que no exploraro n como los demás extranjeros, pero una vez analizados los datos quizás hay que reescribir esa historia. «Entre cuatro niños de catorce años -Iradier, Irabien, Urquiola y Herrán- arrebatan un pedazo de África a las mayores potencias del mundo».
El premio reconoce en realidad un gran trabajo para un explorador de historias. Esta cuenta la de un explorador, la de un país, la de un continente que nunca han triunfado. Y por eso Miguel ha conseguido un gran reconocimiento. No me olvido de Ikusager, esa editorial de sueños, a veces perdidos, que dirige un tipo genial llamado Ernesto Santolaya.