‘Lola’ era una perra fuerte, buena, obediente, juguetona y cariñosa. Una hembra boxer de casi seis años. La víspera de Reyes mientras medio mundo esperaba la llegada de la magia sus ojos se cerraron después de hacer su último viaje, desesperado, para tratar de salvarse de una enfermedad que no mostró la mínima compasión con ella.
Creo que es complicado que los que no tengan perro comprendan bien el inmenso vacío que puede dejar en sus dueños cuando muere. Nunca lo entendía yo tampoco antes de que ‘Lola’ entrara en mi vida y en la de mi familia. Ahora lo sé. Por desgracia.
Se fue como vivió, sin hacer ruido, mirándonos y como pidiendo permiso para marcharse. Con toda la dignidad que un ser vivo puede mostrar frente a una naturaleza implacable.Siempre lo hacía, para coger la pelota de tu mano, para beber agua y hasta para comer. Esperaba a que le dieras la orden antes de mover un músculo de la boca. No parecía un perro. No ladraba nada más que cuando llegaba alguien a casa para llamar la atención o cuando veía una sarten a punto de quemarse. Varias veces nos sacó del apuro de tener que llamar al cerrajero cuando dejábamos las llaves en casa. Ella sabía lo que había que hacer. El golpe de pata preciso para abrirnos la puerta en cuanto nos sentía.
Pero por encima de todo, ‘Lola’ era la compañera de paseo, de juegos, la que nos buscaba a cada uno donde estuviéramos para estar con nosotros, en la cocina, en el salón. A veces, pidiendo juego, a veces, guardando silencio. Siempre he pensado en la utilidad de los animales. Las abejas dan miel, los burros llevan cargas, los gatos espantan los ratones, los cerdos y las vacas nos sirven de alimento. Pero y un perro doméstico en un piso, ¿para qué sirve? Puede haber mucha respuestas y cada dueño de can tendrá una, pero a mí me ha servido para ser más persona, más humano, para entender que la vida se teje con sentimientos cercanos, inmediatos. Por ejemplo, armonizaba la familia y era el nexo de unión con muchas personas, desconocidas primero, que también se interesaban por ella y te animaban a tí a preguntar por sus perros y por ellos. Los animales sacan lo mejor de nosotros y son un puente de convivencia y cariño. Todo eso y muchas cosas más ha significado su presencia. Nunca la podremos olvidar.