Leo en una entrevista al arquitecto José María Ezquiaga la siguiente frase: “El vacío es a veces el valor supremo”. Se refiere al entorno de La Alhambra. Le preguntan cuál es el mejor edificio en ese entorno y su respuesta es ninguno.
Si el vacío va acompañado del silencio entre los dos suman la perfección. Un consejo. Paseen de noche por algún parque cercano a su ciudad o a su pueblo en el que se puedan ver la luna y las estrellas. Estén un rato tranquilamente observando el firmamento. Si no se oye nada ese vacío entre el cielo y la tierra estremece siempre. El vacío va más allá del concepto arquitectónico, escultórico o puramente estético. No hay que pensar sino sentirlo. Te da esa sensación de verdad, de que tocas el misterio de la vida.