Acaba de nacer un nuevo movimiento histórico en Donostia que se llama Donostia Sutan 1813-2013. Ha hecho un manifiesto en el que además de pedir un gran homenaje a las más de 1.700 personas que murieron en aquel desastre (toma de la ciudad e incendio posterior ) el 31 de agosto de 1813, ha reescrito la historia y asegura que el general Álava, el héroe vitoriano que impidió que ingleses portugueses y españoles entraran en la capital alavesa el 21 de junio de 1813 a saquearla, fue junto al general Castaños el “responsable de la masacre” donostiarra. En dos palabras, que el vitoriano mandó las tropas que mataron, violaron y humillaron a los donostiarras y luego incendiaron la ciudad que quedó prácticamente destruida. Donostia Sutan habla de un precedente, la conquista de Navarra en 1512 y un episodio semejante, el bombardeo de Gernika en 1937. Lo que se dice un cóctel histórico para demostrar el odio español a los vascos.
Bien. Dejo para otros el asunto navarro y el de Gernika, que tienen mucha literatura. Pero es inconcebible que alguien se permita analizar la historia con una interpretación política propia de 2012.
El biógrafo del general Álava, Gonzalo Serrats, ha profundizado en estas cosas porque él es donostiarra, aunque descendiente de la familia Arriola, la mujer del general Álava.. El lo ha explicado con estos trazos que reproduzco con la grafía del tiempo.
1813. San Sebastián, tomada por las tropas napoleónicas, aguarda la liberación. Un grupo de 21 vecinos escribe desde Pasajes una carta a Wellington a través del entonces mariscal Álava, que está aquejado de una enfermedad. Los vecinos le piden «se digne dar las ordenes convenientes para que no se tiren sobre el casco del pueblo bombas y granadas y que al tiempo del asalto se trate a los habitantes con la humanidad y dulzura que forman el carácter de VE y el de las valerosas tropas que sitian la plaza». El 6 de agosto de 1813, muy pocos días antes de la quema de San Sebastián, Álava les contesta con una carta trágicamente premonitoria: «En cuanto a la conducta que podrán observar las tropas en el momento del asalto pueden VS vivir seguros que SE tomará y habrá tomado cuantas determinaciones sean posibles con el fin de evitar cualesquiera desorden, pero ni SE ni el primer general del mundo pueden asegurar esto si el asalto es de noche, ni tampoco si siendo de dia hay mucha resistencia en la Brecha. Cuantos saben lo que es una plaza tomada por asalto y cuantos han sido testigos de semejante operación, están convencidos de esa verdad sin que hasta ahora se haya hallado un remedio para este mal, en cuantos ejercitos tiene la europa».
Miguel de Álava había vivido otros asaltos militares, como los de Ciudad Rodrigo y Badajoz, que terminaron en terribles saqueos, y, al parecer, entendía como algo inevitable, en aquel tipo de ejército, los habituales desmanes de la tropa. Gonzalo Serrats cree que «aunque no hubiese estado enfermo, el general Álava no hubiese podido hacer nada en San Sebastián».
Grandes estragos
La liberación acabó con el saqueo, incendio y casi destrucción de la ciudad el 31 de agosto de 1813. Muy pocos días después, el 5 de setiembre, el administrador de los Arriola escribe desde Hernani: «Es imposible de esplicarme de los estragos que se han esperimentado, en la toma de la Plaza de San Sevastian, como en personas saqueos y quemas de la ciudad y muertes entre los abitantes (…), se acabó San Sevastian para mi tiempo».
El mismo día, en Irun
Serrats destaca el dato de que la toma de San Sebastián tuviese lugar el mismo día que la batalla de San Marcial, que fue, «después de la de Bailén, el gran éxito de las tropas españolas». Una carta del inglés a Álava contaba: «El merito es de Freyre, se ha batido de un modo excelente. Aun nuestras tropas no hubieran podido hacer mejor. La perdida era muy grande; de jefes y oficiales igualmente como de soldados; estrujaron a los enemigos y defendieron el terreno durante el dia; cargaron muchas veces al enemigo; y a pesar que tenia a un lado la 4ª division y al otro la 1ª no me vi en la precision de hacerles tirar en el campo. Así la victoria es exclusivamente española. Tomamos la ciudad de San Sebastian el mismo día. Los enemigos se retiraron de todas partes en la noche».
Las reclamaciones del general
Aunque Álava pudiese considerar el saqueo como un desastre difícil de evitar, defendió los intereses de los donostiarras en un largo cruce de cartas con el general Wellington, reclamando justicia. En el archivo del general (que guarda Serrats) no se conservan las misivas del general, pero sí varias respuestas de Wellington, como ésta: «Quando escrivi a mi hermano que los oficiales del ejercito habian hecho todo en su poder para prevenir o a lo menos aliviar el saqueo de St Sebastian creyi que dije a verdad, y me es muy sensible saber que ha escrito oficial alguno en los terminos que dice V en la carta del 13 (…)».
Si un general que estuvo enfermo ese día es responsable de ese desaguisado cuando dio pruebas de que impidió el saqueo de Vitoria a quién le interesa manipular la historia de este modo tan absurdo. Dicen que la historia la escriben los vencedores pero que Dios nos libre de la que escriban algunos supuestos perdedores.