Siempre es una satisfacción constatar que por nuestros cielos pululan aves extrañas, especies que no hemos visto nunca. Este raro invierno en el que hemos vivido casi en una burbuja climática se han refugiado en las balsas de Salburua dos rarezas ornitológicas. Por un lado un bando de 14 barnaclas cariblancas. Por otro, un ánar piquicorto, dos especies de gansos de tamaño mediano y potente batir de alas que proceden del norte de Europa y han sido vistas esporádicamente en humedales como el de Villafáfila (Zamora) o las marimas de Santoña (Cantabria).
La barnacla cariblanca destaca por u cara blanca y el capirote negro, mientras que el ánsar piquicorto es de color pardo, pico y cuello cortos y tiene una pequeña zona rosa en su pico en lugar de naranja, como uele ser habitual en el resto de los ánsares.
Las fotos son de Ramón Arambarri un fabuloso fotógrafo de la naturaleza.