Ahora que Vitoria ha cambiado el azul de su cielo por el verde ecológico vale la pena recordar que esta ciudad, gracias a su geografía, una colina en medio de un valle de pequeños ríos, siempre tuvo alma ‘verde’. Por no ser demasiado exhaustivo voy a citar al escritor y cronista local Ricardo Becerro de Bengoa que en su publicación ‘El libro de Álava’ (1876) además de decir que “sus escuelas son modelo y ya que los jurados internacionales le han otrogado honrosas distinciones por tan glorioso concepto” asegura que “la limpieza se hace temprano y con esmero, y las calles y plazas aparecen siempre limpias sin que ni aún ni en las últimas y más retiradas se vean basuras inmundicias”. Otro comentario. “El orden, la higiene, el ornato y otras necesarias condiciones de vida del vecindario, se atienden con notable celo. Los bandos y ordenanzas de Vitoria en este asunto han servido de ejemplo para otras muchas ciudades”.
Se podía seguir pero valga como botón de muestra para demostrar que había materia prima. Políticamente fue Cuerda el que tuvo la visión pero hay un equipo de técnicos del Centro de Estudios Ambientales y de la propia Corporación que han hecho un trabajo de topos, callado, hasta que ha llegado la hora del reconocimiento. Enhorabuena, Vitorianos.