A 12 kilómetros de Vitoria, en el corazón de la sierra Badaya, hay un lugar romántico para observar una extraña naturaleza Si Gustavo Adolfo Bécquer hubiera conocido el monasterio de Santa Catalina antes que Veruela le habría dedicado los mismos elogios: «vaguedad misteriosa, perfume de un paraíso distante, indefinible encanto». Sólo los poetas, y bien […]