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Jon Martinez

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Injusta manipulación contra el Papa

La verdad es que no tenía intención de entrar en este tema pero a raíz del artículo del New York Times publicado hoy en todo el mundo en el que se acusa al Papa de encubrimiento de un delito de pederastia en EEUU, creo que debo de hacerlo

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Quiero hacer hincapié en las palabras dichas por el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, que desgraciadamente están ocupando la letra pequeña, y que a mi juicio niegan tal acusación: “la autoridades civiles americanas investigaron y cerraron el caso, años antes de que fuera conocido por el Vaticano”. El Vaticano, cuando supo del caso, abrió un juicio canónigo (Derecho canónico) que fue parado sólo al conocerse que el sacerdote en cuestión estaba gravemente enfermo, arrepentido y a punto de morir. Murió al cabo de unos meses. No hubo encubrimiento alguno.

Como católico, siento una gran tristeza por estos crímenes. Rezo diariamente por las víctimas (entre ellas, la Iglesia Católica) y espero que se esclarezcan cuanto antes todos los hechos y se haga justicia con las víctimas. En este sentido, quiero recordar lo dicho por el Papa Benedicto XVI a los culpables de estos crímenes en Irlanda: “Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes”. “Junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa”.

Pero, como periodista, hago una reflexión particular. Creo que hay que mirar estos temas con cierta objetividad. Ahora parece que la única causante de la pederastia y de todos los abusos sexuales que se dan en el mundo es la Iglesia Católica…¿qué unos cuantos hayan podido cometer este delito deleznable y atroz? Por supuesto. Espero que si se demuestra los hechos sean juzgados como cualquier otro ciudadano, e incluso, diría más, teniendo en cuenta el agravante de autoridad. Ni más ni menos.

Pero de ahí a las barbaridades que se están oyendo sobre la Iglesia Católica y sus “depravados” ministros… Sinceramente, me está produciendo auténtica pena ver como se están aprovechando estos hechos para trasladar una imagen engañosa de todo la Iglesia y de miles de personas entregadas a los demás y que, por supuesto, nada tienen que ver con todo esto. Muchos medios de comunicación ya tienen la carnaza que querían y estaban esperando… primero fueron los curas, después los obispos, luego que si el hermano del Papa y ahora hasta el mismísimo Papa… Por favor, un poco más de profesionalidad. Una cosa es una cosa, pero escuchar y leer las medias-verdades o mentiras que se están diciendo…

Como dijo hace unos días el responsable de prensa del Vaticano, todas las personas objetivas e informadas saben que la cuestión es mucho más amplia y centrar las acusaciones sólo en la Iglesia lleva a distorsionar la perspectiva”. “Solo por poner un ejemplo”, concretó, “los últimos datos facilitados por las autoridades competentes de Austria indican que en el mismo período de tiempo los casos registrados en instituciones vinculadas a la Iglesia eran 17 mientras en otros ambientes eran 510”, por lo que “sería conveniente preocuparse también de ellos”, agregó.

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Dejo aquí el Comunicado de padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, sobre este asunto.

El caso del padre Lawrence Murphy, sacerdote de la arquidiócesis de Milwaukee, involucró a víctimas particularmente vulnerables, que sufrieron de una manera terrible por lo que hizo. Al abusar sexualmente de niños con deficiencia auditiva, el padre Murphy violó la ley y, lo que es más grave, la sagrada confianza que las víctimas habían puesto en él.

En la mitad de los años setenta, algunas víctimas del padre Murphy informaron sobre estos abusos a las autoridades, que emprendieron una investigación en ese momento; de todos modos, según algunos informes, fue abandonada. La Congregación para la Doctrina de la Fe fue informada sobre esta cuestión unos 20 años después.

Se ha sugerido que existe una relación entre la aplicación de Crimen sollicitationis y la falta de denuncia a las autoridades sobre los abusos sexuales contra niños en este caso. De hecho no existe esta relación. De hecho, a diferencia de ciertas declaraciones que han circulado en la prensa, ni Crimen sollicitationis ni el Código de Derecho Canónico han prohibido nunca informar sobre los casos de abuso sexual de niños a las autoridades judiciales competentes.

A finales de los años noventa, después de que pasaran dos décadas de la denuncia de estos abusos a los representantes diocesanos y a la policía, se presentó por primera vez a la Congregación para la Doctrina de Fe la cuestión de cómo afrontar canónicamente el caso Murphy. Se informó a la Congregación sobre el asunto porque involucró solicitaciones sexuales en el confesionario, que es una violación del Sacramento de la Penitencia. Es importante subrayar que la cuestión canónica presentada a la Congregación no estaba relacionada con las potenciales medidas civiles o criminales contra el padre Murphy.

En estos casos, el Código de Derecho Canónico no prevé penas automáticas, sino que recomienda que se emita sentencia sin excluir ni siquiera la pena eclesiástica más grave, la expulsión del estado clerical (cf. Canon 1395, no. 2). Dado que el padre Murphy era anciano, en un estado de salud muy deteriorado, en aislamiento, y que no se habían registrado denuncias de abusos desde hacía veinte años, la Congregación para la Doctrina de la Fe sugirió que el arzobispo de Milwaukee considerara afrontar la situación, por ejemplo, restringiendo el público ministerio del padre Murphy y exigiendo que el padre Murphy aceptara la plena responsabilidad de sus actos. El padre Murphy murió aproximadamente cuatro meses después, sin ulteriores incidentes.


Por Jon Martínez

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