¡Qué fácil es criticar y qué difícil es aceptar la verdad!
Son muchas las ocasiones en las que hemos oído criticar al Papa Pío XII y su actuación al frente de la Iglesia Católica durante la segunda guerra mundial y en contra el genocidio nazi.
A sabiendas de que las criticas serán más feroces en estos días, debido a la reciente publicación del decreto por el que la Iglesia le declara “venerable”, paso previo a su posible beatificación, he querido traer hasta este blog hechos y palabras que demuestran que Eugenio Pacelli, Pío XII, hizo todo lo que estuvo en sus manos para salvar a miles de personas, judíos y no judíos, del nazismo.
Creo que nos encontramos, una vez más, ante otra visión parcial de la historia, malintencionada, que intenta desprestigiar a la Iglesia Católica y que en ningún caso está basada en hechos reales.
Dejo aquí, numerables hechos probados:
Pío XII, cuando aún no era Papa, contribuyó a preparar la encíclica Mit brennender Sorge (1937), en donde su predecesor Pío XI condenó el nazismo. La encíclica, prohibida en Alemania, fue introducida en el país de modo clandestino y leída a los fieles en las iglesias católicas.
Varios historiadores judíos, como Joseph Lichten, de B’nai B’rith (organización judía dedicada a denunciar las manifestaciones de antisemitismo y mantener viva la memoria del genocidio nazi), han documentado los esfuerzos del Vaticano en favor de los hebreos perseguidos. Este autor señala, por ejemplo, que en septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los nazis. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia, la Iglesia, siguiendo instrucciones del Papa, escondió y alimentó a miles de judíos en la Ciudad del Vaticano y en Castelgandolfo, así como en templos y conventos.
El 7 de septiembre de 1945, Giuseppe Nathan, comisario de la Unión de Comunidades Judías Italianas, declaraba su “homenaje de agradecimiento al Sumo Pontífice, a los religiosos y a las religiosas que, siguiendo las directrices del Papa, no han visto en los perseguidos más que hermanos, y con valor y abnegación han realizado una acción inteligente y eficaz para socorrernos, a pesar de los gravísimos peligros a los que se exponían”.El 21 de septiembre de 1945, Pío XII recibió en audiencia a Leo Kubowitzki, secretario general del Congreso Judío Mundial, quien le manifestó su “más sentido agradecimiento por la acción realizada por la Iglesia católica a favor del pueblo judío en toda Europa durante la guerra”.
A la muerte de Pío XII en 1958, Golda Meir, entonces ministra de Asuntos Exteriores de Israel, envió un emotivo y claro mensaje: “Compartimos el dolor de la humanidad… Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro pueblo, la voz del Papa se elevó en favor de las víctimas“.
Es significativo también que, al acabar la guerra, el gran rabino de Roma, Israel Zolli, se convirtiera al catolicismo, al igual que su esposa, y tomara el nombre de pila del Papa, Eugenio, en señal de gratitud.
La actitud de la Iglesia en Alemania impresionó a Albert Einstein, que escribió en The Tablet de Londres: “Sólo la Iglesia se pronunció claramente contra la campaña hitleriana que suprimía la libertad. Hasta entonces, la Iglesia nunca había llamado mi atención, pero hoy expreso mi admiración y mi profundo aprecio por esta Iglesia que, sola, tuvo el valor de luchar por las libertades morales y espirituales”.