El pasado fin de semana tuve la oportunidad de asistir a la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid y estar en Cuatro Vientos junto al Papa Benedicto XVI y millones de jóvenes venidos de los cinco continentes. Ha sido una experiencia impresionante.
- Impresiona ver los muchísimos jóvenes católicos que siguen a Jesucristo, cada uno a su manera, pero todos unidos a la Iglesia y al Santo Padre. Unos cantan, otros bailan, los hay quienes son más callados… Como alguien me dijo “Cada caminante su camino” pero unidos todos por una misma fe.
- Impresiona ver a más de un millón y medio de personas rezando en la vigilia pascual.
- Impresiona ver que no estás solo. A menudo, y más en estos momentos, a los jóvenes católicos se nos tacha de minoría, de perros verdes, pasados de moda,… Allí estábamos más de un millón y medio! Y os aseguro que no hay estereotipos… Cada uno es de su padre y de su madre.
- Impresionan las palabras del Papa cuando habla de Cristo “su amigo, su compañero, su señor”.
- Impresiona ver la entrega del santo padre.
- Impresiona no ver ni una mala cara ni un mal gesto cuando te pasas 48 horas en un recinto absolutamente lleno y donde no hay un metro cuadrado para ti. Ni los 45 grados ni las tormentas calmaron la alegría que allí se respiraba.
- Impresiona ver a mas de un millón y medio de jóvenes aplaudiendo y vitoreando a un joven de 84 años que les habla de entrega, de sacrificio, de oración, de cuidar la Eucaristía,…
La verdad es que ha sido impresionante.