De hecho me salí del cine. No me gusta ’12 monos’, lo que al parecer es un delito penado en varios países. No me gusta una película que fue nominada para dos Oscar -mejor actor secundario, Brad Pitt; mejor diseño de vestuario-, que fue nominada al Oso de Oro de Berlín, festival en el que obtuvo el tercer premio del jurado; que ganó dos premios Saturn -mejor película de ciencia ficción, mejor actor de reparto, Pitt, y mejor vestuario- y fue nominada a otros cuatro; que fue nominada al premio a la mejor película extranjera de la Academia del Cine de Japón; que logró el premio al mejor actor secundario -Pitt, claro- de los Blockbuster Entertainment Awards; que ganó el premio al mejor director –Terry Gilliam– de los Empire Awards; que consiguió un Globo de Oro -¡Pitt una vez más!-; que fue nominada a un premio Hugo, que también aspiró a un MTV award -sí, otra vez él-; y que obtuvo dos premios de la Sci-Fi Universe Magazine. No me gusta ’12 monos’, que suele figurar en cualquier top 20 de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos 20 años. Pues ya veis, a mí me pareció mala, pretenciosa y aburrida. Así que dejé la sala con la proyección sin concluir. Por lo menos me sirvió para comprobar, como suele decir Nick Hornby, ¡que está permitido marcharse! Puedes largarte del cine, de un teatro, de un concierto, de la ópera, si lo que estás viendo te disgusta. Y la sensación de liberación que te da cuando sales a la calle cuando sea lo que sea lo que te aburre aún no ha terminado. Una gozada.