El sábado, en las páginas de EL CORREO, Manu Cortés nos acercó al nuevo Golf GTI. Todo un icono deportivo.
Desde el estreno de la primera generación, el Golf GTI se ha convertido en un ‘best seller’ mundial con más de 1,7 millones de unidades vendidas. Ahora arranca la sexta generación, más deportiva que nunca, y que equipa el bloqueo de diferencial electrónico (XDS), que permite trazar las curvas de una forma mucho más controlada y eficaz.
Con un potente motor turbo de 210 CV, alcanza una velocidad máxima de 240 km/h y consume tan sólo 7,3 litros de gasolina (0,7 litros menos que antes). Además, viene equipado con un nuevo sistema de escape (dos tubos, uno a la derecha y otro a la izquierda), que ofrece una acústica muy acorde con la personalidad de este modelo.
El ambiente interior nada tiene que envidiar al de las berlinas de lujo, sin embargo, su diseño es completamente deportivo. Los asientos son muy confortables, adaptándose también perfectamente a una conducción en trayectos largos. Así, dispone de múltiples posibilidades de ajuste y un buen apoyo lumbar. De la seguridad se ocupan los reposacabezas activos (WOKS), que buscan contrarrestar el efecto del latigazo cervical en caso de colisión.
Incorpora los pedales de acero fino pulido, el pomo de la palanca de cambios de aluminio, el volante con el emblema GTI y el exclusivo revestimiento en cuero rematado con costuras rojas, así como la palanca de cambios y el freno de mano acabados también en cuero. El techo y el recubrimiento de las columnas son de color negro. Los elementos decorativos insertados en las puertas y en el salpicadero son negros y brillantes, con aspecto de aluminio. El Golf GTI ofrece espacio suficiente para cinco personas y un maletero de 350 litros.
La emoción llega al arrancar el motor. Su motor sobrealimentado es más ecológico que uno de gran cilindrada, pero igual de deportivo. El actual bloque 2.0 TSI, está montado de forma transversal y ofrece nuevos elementos respecto a su inspirador de la quinta generación: los pistones y segmentos modificados, bomba de aceite regulada, nueva bomba de vacío y bomba de carburante a presión.
Tiene una cilindrada de 1.984 cm3 y una autonomía de 750 kilómetros con un depósito. Desarrolla un par de 280 Nm desde 1.700 vueltas, que se mantiene constante hasta las 5.200 rpm, y alcanza su máximo rendimiento entre las 5.300 y las 6.200 revoluciones, acelerando de 0 a 100 en 6,9 segundos. La elasticidad del propulsor es impresionante: acelera de 80 a 120 km/h en quinta en tan sólo 7,5 segundos, y en sexta en 9,5 segundos. Cuando alcanza su velocidad máxima (240 kms/h), el cuentavueltas llega a las 5.900.
Por 1.770 euros más puede equiparse con el cambio DSG de 6 velocidades (incluyendo el avisador con la recomendación del cambio de marcha). Otro detalle interesante es la posición de los pedales, dispuestos de tal modo que un conductor experimentado puede cambiar efectuando rápidamente la maniobra conocida como ‘punta-tacón’ (frenar con la punta del pie, al mismo tiempo que se acelera ligeramente con la parte lateral posterior derecha del pie para facilitar el cambio de marcha y evitar sacudidas de la transmisión).
El sistema de escape del GTI, de factura completamente nueva, regula la acústica del motor hacia el exterior. Los únicos elementos visibles del sistema son los dos tubos cromados integrados a derecha e izquierda del parachoques trasero. En el interior, un complejo diseño produce el típico rugido de coche deportivo.
Lo primero que llama la atención es la precisión con la que la última versión del mítico modelo que popularizó los deportivos responde ante una maniobra de cambio de dirección. En la carrocería no se percibe prácticamente ningún tipo de inclinación lateral. Los movimientos de cabeceo y balanceo son casi inexistentes, por lo que resulta muy seguro. Equipado con una renovada suspensión adaptativa electrónica DCC, aúna el máximo nivel de confort con unas excelentes características de manejo.
El chasis ha sido rebajado en la parte delantera en 22 milímetros y en la parte trasera en 15 milímetros. La suspensión, los amortiguadores y los estabilizadores traseros también han sido reajustados completamente. En la parte delantera monta la conocida suspensión McPherson. En la parte de atrás, un eje de articulación múltiple se encarga de que el control electrónico de estabilidad ESP sólo se active en contadas ocasiones, facilitando una conducción más excitante.
Por primera vez en un Volkswagen, ha sido equipado de serie con un diferencial electrónico de deslizamiento limitado, denominado XDS, que mejora significativamente las características de tracción y manejo. Éste no reacciona al deslizamiento de la tracción, sino a la descarga de la rueda delantera interior de la curva durante el trazado rápido en viraje. Desde el sistema hidráulico del ESP, el XDS proporciona presión a ese neumático para evitar que ésta patine. De esta manera se mejora la tracción y se reduce el subviraje (derrape de las ruedas delanteras).
A finales de verano, llegará el control de velocidad de crucero adaptable ACC. El sistema frena y acelera automáticamente dentro de un margen de velocidad de 30 a 210 km/h, ofreciendo de esta manera una clara ventaja de confort y seguridad, especialmente si se circula a una velocidad constante, por ejemplo, por una autopista con límite de velocidad.
La regulación automática de la distancia se produce a través de un sensor láser, situado por encima del retrovisor interior, que escanea la distancia y velocidad del vehículo que circula delante de nosotros a través de cinco rayos diferentes, por lo que funciona incluso en las curvas.
El control del sistema ACC se activa mediante un mando situado en la columna de dirección. Tan pronto como alcanza el límite de velocidad previamente ajustado, avisa al conductor mediante señales visuales y acústicas.