No hay mucha comparación posible entre Robert Langdon y James Bond. Aunque sus películas no son tan diferentes. Los dos salvan al mundo, tienen una acompañante femenina bastante atractiva con la que en cambio son desigualmente castos y desde ahora se dedican a promocionar coches. No es que el profesor estadounidense conduzca un espectacular súper deportivo como el espía británico, de hecho el coche del personaje de Dan Brown (un Saab 900) se queda toda el filme en su garaje de Cambridge, donde da clase en la Universidad de Harvard, pero Fiat no ha perdido la oportunidad de cambiar los Alfa Romeo 155 Twin Spark en los que la Guardia Suiza recorre Roma en un trepidante rally urbano, según la novela, por el nuevo Lancia Delta Integrale 200CV. Un modelo heredero, en el nombre, del famoso campeón de los años 90; y del que la publicidad dice es un ángel que oculta 200 demonios.
Para gustos están los colores, la verdad es que las mecánicas italianas luchan por recuperar la fama perdida en los últimos años. “Merecidamente perdida -dirá más de uno- por su falta de fiabilidad”. Sin embargo, lo que me llama la atención es la habilidad de los transalpinos a la hora de vender un producto. En palabras de la marca: “El Lancia Delta es la respuesta ideal a las tres exigencias fundamentales, también antitéticas, del cliente de hoy: ofrece el espacio de una gran berlina pero el largo de un compacto; la potencia de un deportivo, pero con emisiones y consumos ecológicos y económicos, contenidos de alta gama, pero a un precio ‘realista’”. No contentos con ello, añaden: “satisface las necesidades de la movilidad actual de prestigio gracias a la lógica del ‘downsizing’”. Hay está. Uno se inventa una palabra en inglés y a vivir. Down (abajo) Size (talla, tamaño) y para que parezca importante: un –ing. Todo solucionado. A mí giotibera la voy a tunear según el concepto downhilling, que de paso suena a gili, y a correr.
Ironías a parte, lo destacable del 1.8 Bi TurboJet 200 CV (lo flipas con el nombre) s que incorpora a la gama Delta la inyección directa de gasolina, que combinada con un cambio automático de 6 velocidades mejora la elasticidad del motor y la sensación de confort al volante. No es nada que no ofrezcan otras marcas, pero el bloque es precioso. Como un traje de Armani o uno de los coches de 007, tan elegante como difícil de ver por la calle.
Txiguin, aquí lo tienes
