Será la primavera, el calorcillo inesperado y efímero, que me he puesto melancólico. No se cómo me ha dado por pensar en esas bellezas clásicas, cincuentonas, pero todavía de buen ver que a pesar de no estar ya en circulación, salvo fantásticas excepciones, todavía nos alegran el ojillo, y el alma, si tenemos la suerte de poder sacarlas de paseo.
Bueno, en realidad no ha sido ni la primavera, ni la melancolía. Ha sido el interés de un chico de quince años por los coches clásicos, en especial los de la década de 1950, lo que me ha llevado escribir algo sobre estos trozos de historia con ruedas y volante. Guillermo, espero que lo disfrutes y cuando gustes, nos cuentes cuáles y por qué son tus modelos preferidos.
Y navegando por
Entre los 25 automóviles que recoge esta colección de fichas personalizadas, me he decantado por uno de los nacidos en 1959, por eso de las fechas redondas. Están el Triumph Italia y el Rolls Royce Phantom V; y llamadme clasista pero… así os cuento la anécdota (seguramente falsa) de aquel señor que entra en un concesionario de Rolls en el centro de Londres y pregunta por el precio del Silver Shadow.
“Creo que ese coche no es para usted”, responde el almidonado y en cambio educadísimo vendedor. “¿Cómo? ¿Duda usted de que pueda pagarlo?”, responde el altivo nuevo rico. “No, señor. Lo digo porque en los 25 años que llevo trabajando en este establecimiento, es usted la primera persona que me pregunta por el precio”.
La quinta generación del Phantom, que utiliza el chasis del Silver Cloud, era un mastodonte de 2,4 toneladas con una distancia entre ejes de