Hubo un tiempo en el que los fabricantes de automóviles pagaban un buen dinero para que sus coches aparecieran en las películas. Qué decir de los BMW adelantando como vehículo oficial a los incomparables Aston Martin del clásico 007 en algunas de las entregas del agente secreto británico interpretado por Pierce Brosnan. El problema es que con la pasada de frenada financiera y la colisión por alcance social que ha provocado, (en castizo: “Vamos, que nos están dando por detrás”) ya no queda dinero para nada. Algunas marcas, léase Mercedes, ya pusieron en marcha fórmulas mediante las que Más complicado resulta justificar la presencia de un Ford. Curioso, ¿verdad? El cine no tiene porque enseñarnos el mundo real y además, los utilitarios también pagan por tener plano. Así que General Motors quiere darle la vuelta a la tortilla. Si no puedo pagar a los estudios, mejor ser un estudio (algo así como “be water my friend” en versión Motown). En el barrio de Pontiac (ahora ya sabemos de dónde viene el nombre de estos coches) el gigante americano tiene semiabandonados unos pabellones que harían las delicias de cualquier director de cine. Por ello, han decidido alquilarlos como set de rodaje. Ya era hora de que dejaran de mendigar ayudas públicas y comenzaran a pensar en como sacar partido de sus propias capacidades. seguir saliendo en pantalla sin necesidad de pasar por caja. En ‘Sex and The City’, por ejemplo, adelantaron a la productora vehículos que todavía no estaban en el mercado en un claro intercambio de glam. Además, dado que la historia usaba