Cuando era pequeño me encantaba el Ford Capri. En casa teníamos uno. Rojo. Con los retrovisores y el alerón negros. Era precioso. No había aún dirección asistida. Ni ventanillas traseras. Solo se abrían un poco con un clip. El maletero, una pesadilla. allá no cabía nada y la bandeja no hacía más que molestar. Qué […]