La foto no tiene desperdicio. Dejemos a un lado la cara de alelado que le ha quedado a Michael Schumacher y analicemos la estructura de poder que transmite. Seguro que habéis visto esa misma disposición muchas veces.
En el centro, el que manda. Sólo él habla y los demás asienten (o se aburren, qué le vamos a hacer). A la derecha, el elegido. Está llamado ha heredar el reino de las carreras. Y detrás los dos últimos tocados con el título mundial.
Mi pregunta es: ¿Qué coño pinta ahí el muchacho de la izquierda? (El de la derecha desde nuestro punto de vista). Conclusión, Ferrari es la piedra sobre la que ha edificado la Fórmula 1 su circo.