Porsche lanza otra versión del modelo Boxster, un roadster con motor central que se sitúa en el escalón más alto entre las versiones de este modelo. La comercialización del nuevo Spyder comenzará, en España, en el mes de febrero a un precio de 70.831 euros. Con un peso de sólo 1.275 kilos es el vehículo menos pesado de toda la gama y representa la esencia y formas más puristas de los deportivos Porsche: ligero, potente, descapotable y muy eficiente.
El recién llegado a la familia Boxster destaca a primera vista de las demás versiones debido a que ha sido concebido y desarrollado para conducir a cielo abierto por encima de cualquier otra consideración. Su ligera y sencilla capota, que se repliega manualmente en su totalidad, sirve exclusivamente para proteger al conductor y al pasajero de los rayos del sol y las inclemencias meteorológicas. Cuando el vehículo está cerrado, las ventanillas laterales y el portón trasero de una sola pieza y doble bóveda forman una elegante silueta que recuerda a la del Carrera GT.
Para ahorrar peso, se han eliminado elementos como el equipo de sonido, las puertas son de aluminio, los asientos de aleación ligera y desaparecen hasta las manillas interiores. Tiene unos tiradores de tela, copia de los coches de competición de Gran Turismo. Y la estrategia funciona, lo que unido a un bajo centro de gravedad y una suspensión deportiva completamente nueva le proporcionan unas cualidades dinámicas que ya se adivinan claramente por su aspecto.
Por concepto, los Boxster son lo sucesores de los legendarios 550 Spyder que se construyeron en 1953. Ambos modelos comparten la arquitectura roadster que permite aunar una estabilidad óptima y un placer de conducción igualmente extraordinario. El original se llamaba así por su peso (550 kilos) y fue el primer deportivo de la casa alemana desarrollado específicamente para la competición, pero también se homologó para su uso particular. De hecho, consiguió numerosas victorias, tanto en circuito como en competiciones de carretera, muy populares en aquella época. En contraposición, el nuevo Spyder es un coche de fabricación normal, aunque especialmente desarrollado y evolucionado con modificaciones importantes respecto a los Boxster y Boxster S.
Monta el motor gasolina atmosférico de seis cilindros y 3,4 litros de cilindrada, con inyección directa de combustible, situado por delante del eje trasero. Su potencia máxima es de 320 CV (gana 10). Equipado con la caja de doble embrague PDK y el paquete opcional Sport Chrono, acelera de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos, utilizando el sistema Launch Control de salida. Además, el cambio pilotado no penaliza en exceso el consumo medio de 9,3 litros. La velocidad máxima, con el techo abierto, es de 267 km/h.
Por su parte, el citado paquete opcional permite modificar distintas características del vehículo apretando una tecla. Las transiciones entre la tracción y la deceleración y viceversa son más deportivas y los cambios de cargas resultan más rápidos y dinámicos. Al mismo tiempo, el control electrónico PASM endurece la amortiguación; la dirección adquiere una característica más directa y mejora la sensación de contacto.
Un detalle especial incluido en el paquete para los modelos automático PDK es la función Launch Control, que permite acelerar con la máxima tracción posible al arrancar. Para ello, el conductor debe elegir el programa de cambio D ó M y apretar la tecla Sport Plus. Después se requiere accionar la palanca de freno y, al mismo tiempo, pisar el pedal del gas hasta que se conecta el interruptor de la máxima aceleración o kickdown.
Automáticamente aumentan las vueltas del motor hasta un cierto régimen máximo y en el cuadro de instrumentos aparece un aviso. En cuanto el conductor suelta la palanca de freno, el Spyder arranca como un cohete. Algo así como la salida de un Gran Premio de F1. Acuérdese que no está sólo en la carretera.
Texto de Manu Cortés publicado el sábado en EL CORREO