Hoy me ha adelantado un Renault 4. ¿Qué si todavía andan? Y tanto. No creas que me ha adelantado en una carretera comarcal, no. Ha sido en la A1 y circularía entre 120 y 130 km/h. Digamos 120, para que nadie piense que me chivo en plan picón.
La verdad es que me ha hecho ilusión verlo llegar por el retrovisor. “Un R4, cuanto tiempo”. Incluso se me ha ocurrido sacarle una foto. Claro que soltar el volante para eso… A ver si la vamos a liar. Entonces me he dado cuenta de que venía rápido y que me iba a adelantar. “Joder, si es encima es una furgoneta y lleva hasta el rótulo de la empresa”. El domingo me pasó un dos caballos y hoy esto. Bueno, tampoco había prisa. A fin de cuentas me dirigía al trabajo.
El R4 se dejó de fabricar en 1991. Precisamente el furgón R4 F6 fue el último en desaparecer de las líneas de montaje en las que se mantuvo 30 años. Corría 1961 cuando Robert Barthaud terminó en diseño de un coche que cambiaría el estilo de Renault para siempre. El 4CV y el Dauphine quedaron en el recuerdo con este utilitario de tracción delantera creado para competir con el exitoso 2CV de Citroën.
El que me ha adelantado hoy está matriculado en 1988 (Vitoria K) y está muy bien conservado. 21 años y mira lo ágil que anda. Claro que estamos hablando de un vehículo con un motor de 1,1 litros, que para la época… Curiosamente, este es el bloque que llevaban el R6, el R8 y el R10, pero no en España, donde por la normativa fiscal, que grababa más a las cilindradas superiores a 1040 cm3 se utilizó un propulsor se 956 cm3.
La normativa fue también la culpable de su desaparición. Con la llegada del catalizador era más barato y sencillo desarrollar un nuevo coche el Twingo, que modificar el clásico cuatro latas. De lo que no nos olvidaremos nunca es de su palanca en el salpicadero. Cuántos aprendimos a cambiar de marcha con ese revolver.