Se llama Okuriguruma. No hace falta que lo mire en el hiztegi de su hijo, no es euskera. Se trata de un nuevo modelo que lanzará el fabricante nipón Mitsouka Motors y su nombre viene de la recién oscarizada como Mejor Película Extranjera del año, ‘Okuribito’.
Si es de los que además del tomo ‘castellano-euskera-castellano’ tiene Internet a mano, ya habrá conseguido que Google le diga que ‘Okuribito’ se traduce por “aquel que despide a los difuntos”. Si todavía no lo ha mirado a qué espera, esto es un blog.
Ahora ya sabrá que el Okuriguruma es el automóvil que dice adiós a los que ya no están entre nosotros; lo que siempre hemos llamado ‘un coche de muertos’. Claro que con ese nombre dudo mucho de que se pudiera vender algún modelo.
En fin,
La idea del fabricante de automóviles ha sido crear un vehículo con el que “se pueda despedir con respeto a nuestros seres queridos”. Más o menos el mismo mensaje que en la película, en la que no sale ningún coche de estos. No termino de ver el respeto en comercian con el transporte de fiambres, pero hay que reconocer que el cacharro es imponente. Cinco metros y diecisiete centímetros de largo, de sobra para viajar cómodamente tumbado y mucho más manejable que los habituales de siete metros que utilizan las funerarias. Barato no sale (43.000 euros), pero que demonios si alguno pretende cobrarle por darse un último paseo de cine, mi respuesta es clara: “Que Dios se lo pague”.