Eran poco más de la una y la radio me ha calado el coche. No podía o no quería volverlo a arrancar.
En Azpeitia, otro conductor acababa de aparcar su vehículo cuando se ha encontrado con dos balas que le han atravesado el cerebro. Tenía 71 años e iba a echar la partida con su cuadrilla.
El motor de mi coche ha vuelto a funcionar poco después. Tampoco he notado la diferencia. Yo no dejo de darle vueltas a lo que le ha pasado a un hombre que había quedado para comer con sus amigos y jugar a las cartas.