Vivimos tiempos de crisis. Las asociaciones que trabajan en el ámbito del VIH/sida en Euskadi acudieron la semana pasada al Parlamento vasco para hablar sobre las consecuencias para los afectados de la política a favor del uso de medicamentos genéricos. Al Departamento vasco de Sanidad no le salen las cuentas y ha decidido apostar por este tipo de fármacos, que son parecidos a los de marca, prácticamente iguales, pero bastante más baratos. En líneas generales, las ONG están de acuerdo con este planteamiento, pero dicen que no sirve para todos los casos.
¿Por qué no vale para los pacientes de VIH lo que vale para los que sufren del corazón?
El tratamiento antirretroviral de las 4.700 personas que viven en Euskadi con el virus del sida cuesta unos 8.000 euros por persona y año; y supone el 20% del gasto total en farmacia de la comunidad autónoma. Visto así, parece razonable tener que reducir la cuenta, aunque tampoco tenemos datos de lo que cuesta anualmente atender, por ejemplo, a los pacientes con cáncer. No hablo sólo de la medicación, sino de un tratamiento integral. Cirugía, quimioterapia, radioterapia… La puesta en marcha de un acelerador de electrones, como el último que ha comprado Osakidetza, requiere una inversión de 2,8 millones, IVA aparte.
El objetivo con la apuesta vasca por los genéricos es que el sistema sea sostenible. Hay que hacerlo así, no nos queda más remedio, pero también parece razonable pensar en que el mundo de la salud avanza hacia una medicina cada vez más personalizada. No todo vale para todos. Siguiendo con el ejemplo del cáncer, una investigación internacional, en la que ha participado el hospital Donostia, revela que la quimioterapia estándar no funciona en todos los enfermos con tumores de colon. Falla en uno de cada cuatro. Cada individuo tenemos un ADN diferente.
La lucha contra el sida tiene la peculiaridad en España de que cuenta con una asociación, llamada Seisida, que aglutina a todas las partes implicadas en el combate de la enfermedad. Médicos, enfermería, científicos, farmacéuticos, industria farmacéutica, afectados, ONG… todos. Seisida también ha advertido sobre las implicaciones negativas de la retirada de los actuales combos de antirretrovirales. Algunos de los principales clínicos e investigadores contra la enfermedad en España, Josep María Gatell entre ellos, han señalado asímismo, en un artículo publicado en la reconocida revista ‘Microbiología Clínica’, que no será posible dar genéricos a todos los pacientes. Según explican, se corre, entre otros, el riesgo de que en algunos casos aparezcan resistencias a la medicación y de que ésta deje de funcionar. Ningún médico de Euskadi ha firmado este documento.
La cuestión no es que 2.000 vascos tengan que tomar tres pastillas para lo que hasta ahora les valía con una. Desde la aparición de la triple terapia antirretroviral, el mundo entero se empeñó en hacer un tratamiento más sencillo, convencido de que su cumplimiento por parte de los pacientes sería así más efectivo y eficaz. Si las cosas no han cambiado, y no parece, tal vez lo lógico sea, como dicen las ONG, pensar en evaluar caso por caso. Más aún, en una patología como el VIH/sida, donde la psicología del paciente es fundamental para el éxito de su tratamiento.