La gripe ha alcanzado su ‘pico’ epidémico y, por lo que viene contando mi compañera María José Carrero, los más afectados por la infección resultan ser los niños. La mayor parte de los enfermos son menores con edades comprendidas entre los 0 y 14 años. Si son los más afectados, y se sabe además que los menores son los principales transmisores del virus, ¿por qué no se les vacuna?
Las instituciones sanitarias suelen contar que no es necesario proteger a los chiquillos porque no entran dentro de los denominados grupos de riesgo. Para que te inmunicen tienes que ser un enfermo crónico, mayor de 65 años o formar parte del personal sanitario, que están permanentemente expuestos a virus y bacterias, pero son los que menos se vacunan. Resulta curioso. ¿Por qué se destinan vacunas –leáse recursos humanos y económicos– para proteger a personas que no quieren vacunarse y no se protege a los menores?
Desde hace años, el Grupo de Estudio de la Gripe, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica y la Asociación Española de Pediatria, entre otras sociedades científicas, vienen recomendando que se baje la edad de vacunación a los 50 años y se proteja también a los críos. Lo que está ocurriendo este año vuele a darles la razón. Pero no se vacuna a los niños. ¿Por qué? Las autoridades sanitarias argumentan que la respuesta es sencilla y que están hartas de repetirla: «No entran dentro de los grupos de riesgo».
Tampoco los trabajadores, pero todas las empresas se ocupan de vacunar a sus empleados. ¿Por qué lo hacen? Porque es una medida muy barata, que permite un alto beneficio económico. Las bajas por la gripe resultan mucho más caras que la compra de vacunas.
¿Cuál es el problema, entonces? El problema es que la vacuna de la gripe, en el mejor de los casos, tiene una eficacia del 80%, lo que significa que fallará en dos de cada diez personas que se la pongan. Cuando esas personas, que son trabajadoras, terminen su jornada laboral, volverán a casa, darán un abrazo a sus hijos, a los que no han visto en todo el día, y los críos, en uno de esos deliciosos besos llenos de mocos que dan, le dejarán a uno k.o. ¡Toma gripazo! ¡Tú lo llevas! ¿Saben nuestras autoridades sanitarias los contratiempos que genera un niño con gripe en una casa donde trabajan ambos miembros de la familia? ¿Saben el problema que provoca tener que ausentarse del trabajo en la situación en la que vivimos? ¿Saben lo que significa ir al trabajo con gripe? En definitiva, siendo los niños los principales transmisores de la enfermedad y, además, los más afectados, ¿por qué no se les vacuna?