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Fermín Apezteguia

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Los peligrosos tacones de Sarah Jessica Parker

«Tu pie hace cosas que no debería. Ese hueso de ahí… has creado ese hueso, que no debería estar ahí». Con estas palabras recibió Sarah Jessica Parker de su médico la noticia de que sus pies ya no aguantaban más con tanto tacón de aguja. A partir de 4 ó 5 centímetros, no hay cuerpo humano capaz de soportar la inestabilidad de unos finos tacones sin pagar por ello un precio elevado.

La actriz que interpretó a Carrie Bradshaw en ‘Sexo en Nueva York’ lo sabe. Tiene, en realidad, un mal conocido con el nombre de ‘hallux valgus’, algo muy común que le ocurre a todas las personas, fundamentalmente mujeres, por el irrefrenable deseo de parecer más altas y estilizadas. Populamente se conoce con el nombre de juanetes, pero son mucho más que un hueso desviado. «Ya decían nuestras abuelas que para presumir hay que sufrir. Los zapatos de tacón generan problemas sobre todo en los pies, pero también en las rodillas y la columna», recuerda el traumatólogo Jon Elorriaga Vaquero.

A pesar de que las desventajas de los más altos son más que conocidas, los tacones gustan. Por eso tienen defensores y detractores. Los estudios científicos reconocen que las mujeres ganan con ellos altura, lo que les permite verse más delgadas, estilizadas y firmes. Aumenta con ello su autoestima y confianza, según relata el especialista vasco, del hospital  San Juan de Dios de Santurtzi. «Hay estudios –explica– que han demostrado que las mujeres menores de 50 años que usan zapatos de tacón tienen los músculos pélvicos y abdominales más fortalecidos».

Demasiados inconvenientes

Parece ser cierto. La necesidad de mantener el equilibrio y la postura erguida hace que ese grupo de músculos se contraiga de manera inconsciente. Como consecuencia, ayuda a tener el vientre más plano y evitan problemas de incontinencia urinaria. Los mismos estudios aconsejan que para alcanzar todos estos objetivos se requieren tacones que no tengan más de 7 centímetros. Pero para los traumatólogos una medida así ya resulta excesiva.

El pie humano está diseñado, según recuerda Elorriaga Vaquero, para soportar el 70% del peso en el talón en el 30% restante en el antepie. El tacón de más de 4 centímetros invierte, sin embargo, este reparto natural del peso. «Esto es algo nocivo para nuestros pies, porque a cada paso que dan, han de realizar un hiperapoyo y un aumento de la carga en la parte anterior del pie», detalla el especialista.

Las mujeres padecen hasta cuatro veces más problemas en los pies que los varones; y los tacones son su principal causa. «Cuanto más altos y estrechos, peor». El ‘hallux valgus’ de Sarah Jessica Parker es, en realidad, una desviación del hueso metatarsiano del dedo pulgar del pie, el ‘gordo’, que sale hacia afuera como consecuencia de la postura anormal a la que se le ha obligado a permanecer. Generalmente no aparece solo. Es el comienzo de otras complicaciones como inflamación de las articulaciones, dedos en garra, dolor, callosidades, uñaas encarnadas, mayores riesgos de esguinces y roturas de tobillo.

La lesión, añade el traumatólogo de San Juan de Dios, puede tratarse con dispositivos ortopédicos, como plantillas, reparadores, juaneteras y protectores. Si la deformidad y el dolor continúan será necesario recurrir a un tratamiento quirúrgico. La cirugía percutánea, mínimamente invasiva, permite corregir los huesos del pie y evitar así la hiperpresión que soportan.

Nueve de cada diez pacientes que acuden a la consulta son mujeres. Como la protagonista de ‘Sexo en Nueva York’ en adelante deberán reservar sus tacones más altos para ocasiones especiales. «Además, habría que acostumbrarse a hacer estiramientos del pie después de usarlos, especialmente si se trata de tacón de aguja», detalla Elorriaga Vaquero.

Riesgo de artrosis

La relación de complicaciones no se limita al pie, sino que asciende por el resto del cuerpo. La inestabilidad al caminar que provocan los tacones, más visible en las personas que comienzan a utilizarlos, es causa de esguinces y microroturas de tobillos. También se resienten las rodillas, obligadas a permanecer levemente flexionadas de continuo, lo que sin remedio aumenta la presión de las articulaciones y las castiga. Comprime, sobre todo, la rótula contra el fémur, algo que a la larga favorece la aparición de artrosis. «No está demostrado que usar tacones provoque artrosis, pero está claro que existe un mayor riesgo entre las usuarias de tacón alto», recalca el experto.

La curvatura fisiológica de la columna lumbar también se acentúa. Los dolores de espalda, especialmente en la parte baja, aumentan por sobrecarga y contracturas musculares. «El uso de tacones altos debería ser la excepción», recomienda el experto, «porque todos estos problemas, cuando aparecen, no tienen marcha atrás. Las zapatillas planas no generan problemas, un poco de tacón –resume– puede ser beneficioso. Pero a partir de cuatro centímetros, hay que pensárselo».

Nota: Información publicada originalmente en la sección ‘Tiempo de ocio’ de elcorreo.com

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