Una neumonía se ha llevado a Emilio Aragón, ‘Miliki’. Cuando me reía a carcajadas ante las ocurrencias de los payasos de la tele y soñaba, como muchos niños de España, en ser uno de ellos a la neumonía le llamábamos pulmonía. Cada vez que, en aquellos tiempos, llegabas a casa calado hasta los huesos, no porque lloviera, sino porque nos pasabamos tardes enteras jugando en el río, tenías que oír de tu madre la misma batería de preguntas. «‘Pero, ¿cómo vienes así? ¿No ves que vas a coger una pulmonía? ¿Dónde habéis andado?» Y toda tu explicación se resumía en una sola palabra, que a veces eran dos. «Nada. Jugando».
Aún hoy es posible morirse de una pulmonía, que no es más que una infección de los pulmones causada por un virus o una bacteria. Aunque parezca una enfermedad menor, una patología banal, propia de épocas ya pasadas, no lo es. La neumonía está considerada como la sexta causa de muerte en los países desarrollados y su gravedad depende de la extensión del pulmón que esté afectada, del tipo de germen que la cause y de las enfermedades que se tengan previamente.
Por eso, los niños, especialmente los menores de cinco años, y las personas mayores de 65, con los sistemas de defensas más debilitados, constituyen sus principales víctimas. Hay, además, dos épocas en el año, que son más propensas a neumonía. Entre junio y julio, por las lluvias del verano; y en el trimestre que vivimos, entre noviembre y enero, debido al cambio brusco de las temperaturas. A ‘Miliki’, por lo visto, le ha tocado una de las peores.
Conocí en un viaje de trabajo a Lisboa a un periodista de mi misma edad, más o menos –ya no recuerdo su nombre–, que me decía que hubo dos muertes que marcaron a muchos de nuestra generación. Con la de Fofó, el hermano de Miliki, descubrimos el sentido de la pérdida. Con la de John Lennon, ya en la adolescencia, dimos forma a muchas de las enseñanzas que hoy forman parte de nuestra escala de valores. Ahora, se nos ha ido Miliki, por culpa de una neumonía, y los hombres y mujeres que tenemos entre 45 y 50 años, hemos vuelto a sentirnos niños otra vez.
Si no lo han hecho, vacúnense contra la gripe.
Hasta siempre, Miliki. Naraniana, naraniana.