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Fermín Apezteguia

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Masturbarse es un sano placer

No favorece la aparición de granos, ni provoca ceguera. Tampoco es una enfermedad y, pese a lo que nos enseñaron en otros tiempos, seguramente, ya ni siquiera es pecado. “El clítoris no tiene más sentido que dar placer a la mujer. Cuando la naturaleza lo ha puesto ahí, sin duda, es por algún motivo. Desde el punto de vista científico, acariciarse hace mucho tiempo que dejó de considerarse como algo negativo. Por eso, muy al contrario, debemos dejar claro que masturbarse es, sobre todo, un sano placer”. Lo dice el sexólogo Koldo Seco, autor del libro ‘Eyaculación precoz’, el mayor manual existente sobre su diagnóstico y tratamiento’, donde se abordan sin tapujos, desde un punto de vista científico y profesional, cuestiones como la masturbación, sobre la que se está hablando tanto en los últimos días.

La autoestimulación, que es como la denominan los terapeutas, es común a todas las personas. Niños, adolescentes, jóvenes, mayores, ancianos, hombres, mujeres, solteros, casados, ricos, pobres, blancos, negros, amarillos, todos se masturban. Desde edades muy tempranas hasta el último día de su existencia. Y no están enfermos. Tan sana es esta práctica que sexólogos y psiquiatras la recetan en sus consultas como parte del tratamiento necesario para superar barreras de tipo psicológico, como los que se esconden tras la eyaculación precoz en los hombres, la pérdida de deseo en la mujer o para lograr un mejor conocimiento del cuerpo de los amantes.

Las mujeres se han masturbado tradicionalmente bastante menos que los hombres, en muchos casos nada, porque la cultura cristiana ha reprimido durante siglos todo placer, especialmente el sexual, sobre todo entre la población femenina. La situación, por suerte, comenzó a cambiar hace ya varias décadas.

Lo que sí resulta más nuevo es ese furor social por el exhibicionismo, que se da tanto en ellos como en ellas, y que Internet y las llamadas redes sociales están contribuyendo a extender como un virus gripal. ¿Qué es lo que lleva a una persona a grabarse mientras se toca y a poner su sesión de autoerotismo a disposición de millones de ciudadanos del mundo, incluidos sus vecinos? No es ése el caso de la concejala toledana, que lo está investigando un juzgado, pero ¿por qué lo hacen? Koldo Seco lo atribuye a la existencia de dos fenómenos que han coincidido en el tiempo en nuestra sociedad actual, sin que a la mayoría de las personas, o a muchas de ellas, le haya dado tiempo a ser consciente de los efectos perniciosos de su acción combinada. El ser humano, según dice, es morboso por naturaleza, “seguramente porque de la observación de lo que le rodeaba dependió durante mucho tiempo su superviviencia”, pero quizás el desarrollo tecnológico de los últimos años le haya pillado de sorpresa. “Mucha gente, especialmente los más jóvenes, no es consciente del riesgo que corre al poner al alcance de cualquiera imágenes tan íntimas como pueden ser éstas”.

El experto ha elaborado, a petición de este periódico, un -llamémosle así- decálogo de la autoestimulación, que pretende acabar con los mitos y leyendas que se han mantenido durante siglos y que, en determinados ámbitos de nuestra sociedad, aún perduran. “Nadie debería sentirse culpable por buscar su propio placer, esté solo o acompañado por su pareja”, recuerda el especialista.

Decálogo sobre el autoerotismo

1.- La masturbación permite explorar el cuerpo propio, conocer las fuentes de placer de uno mismo. Su práctica ayuda a explorar la respuesta sexual de cada uno, su autonomía erótica, lo que favorece un mejor disfrute de las relaciones sexuales, tanto en solitario como en pareja.

2.- El autoerotismo es una fuente de placer por sí misma, necesaria para el mantenimiento de la especie humana. Desde un punto de visa antropológico, si sexo y placer no estuvieran ligados es muy probable que disminuiría de manera considerable la fecundación.

3.- Tiene reconocidos efectos relajantes del sistema nervioso.

4.- Favorece el desarrollo psicosexual de las personas, lo que explica, por ejemplo, por qué se utiliza en determinados programas de tratamiento psicológico. Desde mediados del siglo pasado, se utiliza en consulta como una herramienta eficaz tanto en terapias individuales como de pareja.

5.- Ayuda a un mejor funcionamiento de los órganos sexuales. La masturbación favorece la lubricación de la mujer y mantiene activos los mecanismos de erección y eyaculación del hombre.

6.- Tradicionalmente, ellas se han masturbado muchísimo menos que ellos, hasta el punto de que algunas mujeres ni siquiera llegaban a conocer las partes más íntimas de su cuerpo hasta que eran tocadas por sus parejas por primera vez. Esta situación es cada vez más rara, especialmente entre las más jóvenes. La frecuencia con la que se masturban las mujeres ha aumentado, hasta el punto de que en algunos casos las chicas practican el autoerotismo más que los varones.

7.- Los niños pequeños tambien se autoexploran y se tocan sus genitales. Forma parte del proceso natural de descubrimiento del cuerpo. Los padres deben enseñarles a practicarlo en la intimidad, sin dar al asunto demasiada importancia. A los críos, basta que les digas que no hagan una cosa para que insistan en ella.

8.- Es falso que las personas dejen de masturbarse cuando inician sus relaciones sexuales. Hombres y mujeres continúan haciéndolo hasta el final de sus días, si su salud se lo permite, independientemente de lo satisfactoria que sea su relación de pareja.

9.- Una curiosidad: onanismo y masturbación no son lo mismo, a pesar de que la RAE los contempla como sinónimos. Onanismo es un término que procede del término Onán. Según se recoge en la Biblia, el dios Yahveh, siguiendo la tradición judia, mandó a Onán que tuviera relaciones sexuales con Tamar, la mujer de su hermano, fallecido sin dejar descencendia. La ley le obligaba a hacerlo así, pero al mismo tiempo no le reconocía derecho alguno sobre la criatura, por lo que Onán decidió eyacular fuera de la vagina de su cuñada cada vez que se acostara con ella. El onanismo, en consecuencia, sería más bien sinónimo del ‘coitus interruptus’.

10.- Los casos patológicos de masturbación son muy raros. Hipócrates llegó a decir que destrozaba la médula espinal. Posteriormente, la Iglesia católica y la ciencia mantuvieron hasta el siglo XVIII que no sólo resultaba mala para el alma sino también para la salud. En nombre de tamaña falsedad, se cometieron infinidad de atrocidades. Puede convertirse en una obsesión, no porque el autoerotismo encierre algo enfermizo, sino por el mismo motivo que cualquier consumo compulsivo puede llegar a serlo.

Si aún quiere saber más sobre el asunto, le invito a ver un documental que me ha parecido muy interesante sobre el trabajo de la terapeuta neoyorquina Betty Dodson, conocida como la ‘gurú de la masturbación femenina’. Antes que nada, advierto de que el reportaje, aún siendo muy respetuoso, contiene escenas explícitas. En todo caso, es un trabajo realizado con mucho rigor y sensibilidad, que merece la pena verlo, se sea hombre o mujer.

La salud al alcance de cualquiera

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