El cáncer de mama avanza imparable. Los casos de la diputada de Nafarroa Bai, Uxue Barkos; la cantante Luz Casal y todos los de nuestro círculo de relaciones más cercano no sólo son ejemplos de entereza y valentía sino también, por desgracia, de la fatídica progresión de esta enfermedad entre la población. Un estudio publicado en ‘Lancet’ ha vuelto a confirmar nuestros peores temores. En las últimas tres décadas, la cifra de afectadas por tumores mamarios se ha incrementado más que el doble y, por lo que vienen denunciando desde hace años las asociaciones de afectadas y profesionales de la salud, cada vez a edades más tempranas.
Sociedades y colegios de médicos del mundo entero vienen pidiendo desde hace tiempo que la edad de las mamografías se rebaje a los 40 años. En España lo dice la Sociedad Española de Oncología Médica, la de Radiología, la de Ginecología y Obstetrica y fuera de nuestro país la American Cancer Society, el Colegio Americano de Radiólogos… Lo reclaman porque comienzan a cansarse de ver en sus consultas siempre el mismo drama en chicas cada vez más jóvenes, mujeres que han visto que las células de sus pechos han comenzado a envejecer de manera prematura y tienen que enfrentarse a un duro tratamiento contra su intimidad, rara vez acompañado de terapia psicológica.
Pero los organismos que gestionan el dinero público no lo ven igual. La Organización Mundial de la Salud, la Comisión Europea, el Departamento de Sanidad y Consumo del Gobierno vasco han venido diciendo que no tiene sentido realizar una mamografía a una mujer menor de 50 años porque los equipos existentes no son los suficientemente sensibles como para ver un tumor. En el País Vasco, la presión de los socios de gobierno, el PP, ha llevado al equipo que dirige Rafael Bengoa a rebajar esa edad a los 45, a pesar de las limitaciones de la tecnología. Los especialistas, los que trabajan con ella, aún creen que no es suficiente. Que tiene que ser a los 40.
Vivimos tiempos de crisis y hay que decidir muy bien no sólo qué servicios dejan de prestarse, sino también dónde se invierten los fondos públicos. En 1980, unas 641.000 mujeres del mundo recibieron un diagnóstico de cáncer de mama. El año pasado fueron más de 1,6 millones. ¿Qué está pasando? ¿Es sólo cuestión de máquinas?