Hay días y noches en las que los elementos y los Dioses parecen juntarse para ponerse de acuerdo en premiar a los navegantes, como si les admitieran en ese Mundo tan exigente que es la Mar a veces. Estos últimos tres días a bordo del PAKEA BIZKAIA están siendo sin duda como os cuento.
Para que se den las circunstancias idóneas para la navegación necesitamos los siguientes ingredientes:
Temperatura exterior aproximada de 25 grados que, con la ayuda de la brisa marina, dan la sensación térmica perfecta, por lo menos, para los que no hemos nacido en Sevilla o en Kuala Lumpur. La temperatura justa para que a la noche refresque unos 4 grados y tengamos que ponernos un chubasquero pero podamos seguir con traje de baño. Y que nos permita dormir bien dentro, no como cuando cruzas el Ecuador y dentro del velero puede hacer 35 grados noche y día.
En cuanto a la temperatura del Mar, que algunos se preguntarán para que es importante, deciros que cuando alguna ola salta un poco de más, o vas a proa a filmar o a adujar cualquier cabo que ande suelto, es diferente sentir en tu piel el agua a 25 grados, como ahora, que hacerlo a 1 o 2 grados como estaba en Groenlandia mientras navegábamos cerca de los hielos.
El viento ideal es diferente dependiendo del tipo de velero o de nuestro plan de navegación. Así , para esta travesía desde Terranova hasta Azores, el mejor que hemos podido sentir en nuestras velas y escotas es este suroeste de casi 20 nudos mantenidos que ha soplado día y noche sin parar. Ni más fuerte ni más flojo y además del ángulo perfecto, justo de la aleta de estribor, que para que me entendáis, es entre la oreja y la nuca cuando vas al timón. Se trata de un viento que permite navegar al PAKEA BIZKAIA con toda su vela desplegada, con una exactitud y estabilidad de rumbo trazada con tiralíneas. Este viento esta creado por una borrasca que se desplaza más de 500 millas al norte, por lo que el tiempo es soleado y digamos que nuestra siempre “alarma de mosca detrás de la oreja sobre qué será aquella nube o baja el barómetro” está plácidamente adormecida.
Con esta intensidad de viento la mar que nos acompaña es casi inapreciable con altura de ola inferior a un metro, ayudando a navegar y permitiendo una vida cómoda en la cabina una vez termina tu guardia. Digamos que tienes que andar agarrándote a cada paso y sujetando la taza de té con una mano mientras con el pie izquierdo abres el cajón de los cubiertos.
Como os decía, debe ser cosa de los Dioses que esto suceda de vez en cuando, si no, no se comprende que mientras el Sol se va a descansar, comience a despuntar por el este una luna llena, roja e inmensa que acompaña el saltar de unos delfines en la proa.
Pero no crean que la navegación es siempre como les cuento hoy, llevamos más de 7.400 millas navegadas en los últimos casi tres meses y esta viene siendo con diferencia la mejor navegación a bordo del PAKEA BIZKAIA. Ya a tan solo 15 millas de nuestra proa por encima del azul intenso que nos ha acompañado estos días divisamos la isla de Flores en el Archipiélago de la Azores.
Parece que hasta tiene buen final, ya os contaré.