Después de dormir nuestra última noche fondeados en un pequeño rincón dentro de un pequeño fiordo, y amanecer rodeados de cientos de moscas y mosquitos que anuncian por fin la llegada del verano, hemos zarpado de Groenlandia rumbo a Canadá.
A pesar de estar tan solo a 20 millas del mar abierto en línea recta, hemos tenido que navegar por el interior de los fiordos, esquivando el hielo que ha llegado en grandes cantidades estos últimos días debido a los vientos muy fuertes del sudeste. En total casi 12 horas hasta encontrar aguas más libres de hielos y de bajos fondos.
Por proa, nos espera una navegación de unas 630 millas náuticas, que, si los vientos previstos se cumplen, nos llevarán a completarlas en unos 4 días. Para esta primera jornada han pronosticado vientos favorables del noroeste. Los hielos y las brumas frecuentes en estas latitudes, nos obligarán a estar muy atentos a la navegación.
Imagino que cada tripulante se lleva una impresión diferente de este país helado y de los inuit. Quizás eso sea lo bueno de los viajes en grupo, o en nuestro caso, con tripulación. O me quedo con la permanente sonrisa y el ritmo pausado de estas gentes.
Esta noche concluimos la primera etapa de la expedición, dos ballenas jorobadas a muy pocos metros del costado de estribor del PAKEA BIZKAIA, se despiden izando sus aletas dorsales y caudales al frio viento, mientras los ya débiles rayos del Sol, anuncian la llegada de las primeras noches.