Hermandad, buenos días. OS DESEO UN FELIZ CAMBIO DE AÑO. SIEMPRE PONEMOS ALGO DE ESPERANZA EN ESTE PASO, ASI QUE ESPERO QUE NO OS DEFRAUDE.
Chin-chin
Brindo por ustedes, querida lectora, querido lector, cómplices, aunque sea de reojo, de este intruso aspirante a ser su bufón, con cascabeles si hiciera falta. Hemos llegado hasta el último día del dos mil diez, no habrá sido una odisea espacial, como aventuraba la película, pero, sin duda que ha sido una odisea especial para cada uno de nosotros. Quien más quien menos habrá tenido que enfrentarse a las travesías de los desiertos que esconden los calendarios, que aparecen de la noche a la mañana y le pillan a uno sin cantimplora. Muchas veces, el tránsito se realiza en riguroso silencio y sin poder compartirlo con nadie. Todos hemos tenido sustos, dolorcillos que no apetecen y sombras de todo tipo merodeando por los recodos de la imaginación. Nos han venido a visitar acreedores de tiempos felices, fantasmas egoístas y diablos varios con buen aspecto y mal aliento. No todos los análisis habrán acabado en “está usted hecho un chaval”, ni todos los medicamentos habrán tenido sabor mentolado. Seguramente, ahora mismo, borraríamos varios gigas de comentarios absurdos que hemos hecho y que no han servido para nada bueno. Si volviéramos a leer los mensajes de móvil y los e-mails que hemos escrito a lo largo del año, no firmaríamos ni la mitad. El más santo de los santos habrá metido la pata hasta la ingle en más de una ocasión; cuanto más un servidor, que se lo digan a mis amigos los paleontólogos –disculpad amigos-. De entre todas las crisis que hay en el bombo de los premios; la de todos; la de los cuarenta; la de cada década; la de identidad; la de valores; alguna nos habrá tocado, si no son más de una. No estamos todos los que éramos, ha habido paradas en las que no han vuelto todos los viajeros al tren. El espejo se empeña en llevarnos la contraria, nos refleja con un criterio muy subjetivo y carente de toda sensibilidad. Para más incomodidades, hoy tendremos que decidir si desvirgamos la nueva agenda con Anne o con Sara y compañía; qué frenesí. Nos han quitado lo bailado y lo que está por fumar. A pesar de todo, estamos vivos. Feliz año once. Pero antes, pasen buen día.
Un abrazo de osoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo