Buenos días hermanos.
Cabeza
No podemos mirar para otro lado, el alud se nos viene encima irremediablemente; en poco más de una semana estamos rodeados de espíritu navideño por todas partes. Ese parque temático de la fe y los buenos sentimientos nos espera con sus luces parpadeantes y sus sombras inherentes. ¡Es Navidad! Y ya que estamos abocados al encuentro fraterno en torno a la mesa, este año más que nunca, debemos vivirlas con cabeza. Sí, porque quiero recordarles, queridos cómplices, que las gambas y los langostinos tienen cabeza. No sólo la tienen, algo evidente si atendemos a su desproporcionada anatomía, sino que, chupando con ganas y con fe, de ella se puede extraer algo de sustancia. En ediciones anteriores, cuando la crisis era solo un presagio, todos hemos obviado la testa del marisco, fuera de gambón, de gamba, de langostino o de camarón, pero, ahora, toca aspirar con fuerza porque no estamos en condiciones de desaprovechar parte alguna de los frutos del mar. Efectivamente, en esas montoneras de cabezas que acostumbramos a crear en nuestros platos de los días señalados, está la solución a la crisis. Si hasta el rabo todo es toro, como reza el dicho popular, hasta la cabeza todo es gamba. A nadie escapa que la cola es la parte más atractiva, esto ocurre en alguna otra especie animal, por su generosidad cárnica más que nada, pero eso lo dejaremos para los tiempos de esplendor, que llegarán si hacemos bien los deberes. Es momento de regocijarnos con el chupeteo, de rebañar el plato hasta sacarle brillo, de honrar a la miga del pan y de apurar hasta la última gota de la copa. Si viviéramos la vida como si estuviéramos en una posguerra, probablemente, nunca más habría una guerra. ¡Ah! Por descontado, este año, nada de meternos un polvorón en la boca con el simple propósito de intentar pronunciar el nombre de la capital de Aragón para regocijo de nuestros compañeros de mantel. Un polvorón, hoy más que nunca, es un manjar, puede que harinoso y previsible, no lo niego, ahora bien, cumple como postre y es de agradecer. Si aprovechamos lo que hay en las cabezas, saldremos de la cola. Pasen buen día.
Un abrazo de osoooooooooooooooooo