Buenos días, hermanos. Creo que estoy vivo
La verdad es que mi culo sale muy bonito en la sexta, igual que la cabeza de Lobato. Es un canal que trata bien a las grandes superficies de carne sin pelo. Me toqué el lóbulo y me escité. Creo que hemos descubierto un punto G colectivo. Os animos a abusar del toqueteo de lóbulo, es muy gratificante
Vuelven los videos, Mikel, estamos de enhorabuena.
El artículo doy
La cabina
En todos los homenajes póstumos que le han brindado al gran José Luis López Vázquez han mencionado “La cabina” como una de sus mejores interpretaciones, junto con “Mi querida señorita”, “Atraco a las tres”, etc. Todas fueron magistrales interpretaciones, porque estaban encarnadas por un maestro, un cómico de raza. Me centraré en “La cabina”, obra del director Antonio Mercero, otro grande del audiovisual. Esta cinta, que data del año 1.972 está considerada una de las grandes películas del cine español, y como ocurre siempre con las obras maestras, estimulo a la crítica de investigación. Muchos pensaron que aquel hombre que se quedó encerrado en la misteriosa cabina telefónica, representaba a la sociedad española, presa del régimen franquista. Otros vieron una metáfora de la modernidad que aliena a los individuos y los empuja a la autodestrucción. Mercero, sin embargo, siempre manifestó que quiso hacer una película de terror, de ciencia ficción, sin mayor trasfondo. Probablemente, todos tengan razón, porque una obra, además de una propuesta de su autor, es toda la amalgama de respuestas que provoca en el espectador. En mi opinión, con “La cabina”, Mercero y José Luis, probablemente de una manera inconsciente, hicieron una profecía que podríamos expresarla de esta manera: preso de la telefonía, que le perseguirá donde quiera que vaya>>. Sin duda, nos estaban hablando de los móviles, una condena como otra cualquiera de la que ya nadie puede escapar. En infinidad de ocasiones, nos sentimos como José Luis López Vázquez, perplejos y rendidos ante la imposibilidad de concebir nuestra existencia sin el “localizador” despiadado, el móvil, al que ya le hemos cedido, incluso, parte de nuestra memoria. Si no está de acuerdo con mi conclusión, pulse uno; si es de los míos pulse dos, y si ni le va ni le viene, pase un buen día.
Abrazo de osoooooooo