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Óscar Terol

Se abre el Terol

Poca leche…

…hay hoy en la teta, pero es teta tenaz que dará litros y será almohada de abrazo largo sin cobrar peaje, ni medir el tiempo.

Buenos días hermanos, este blog deriva a la nocturnidad peligrosamente, aquí hay más magma que en las entrañas del Krakatoa. Entraremos en erupción cualquier día de estos, ríos de lava y nubes de ceniza serán nuestro rastro. (De la carta a los cornetos, versículo 4)

Hoy salgo zingando para Bilbao, tengo rueda de prensa de la obra de teatro, no puedo colgar un vídeo, tan solo el artículo de hoy.

Qué felicidad cuando asoman viejos amigos para dejar su huella, ¡ese Albert! Paloma, te responsabilizo del calentamiento global.

Mary, te imagino cual princesa asomada al balcón desplegando trenza o sábana con nudos, esperando paciente que el GPS del Iñaki no esté comprado en un bazar chino.

Bueno, al lío.

Dar la talla

Son fechas propicias, estas que están viniendo a golpe de anuncio, para pedirle sopitas al corazón, para abusar de las confianzas y de las complicidades. Hay que intentarlo, porque todo será poco, y al mismo tiempo, algo, ya es mucho. Los programas de la tele se convertirán en tómbolas para el subdesarrollo y los famosos incrementarán su fama trabajando gratis como padrinos de las innumerables organizaciones que ponen tiritas a la herida abierta en el planeta hambre. Soy consciente de que tenemos un empacho solidario, a pesar de ello debo intentarlo. Amigos, todavía estamos a tiempo de ayudar a muchísimas personas que van a sufrir un cambio brusco en sus vidas. No es propio de mi estilo pedir las cosas directamente, en el reino de la sugerencia estoy más cómodo, pero cuando veo que casi todos estamos amenazados, me tengo que mojar. Muchas personas, amigos, familiares, conocidos, pueden perder la talla si no les detenemos a tiempo. Estamos hablando de miles de pantalones que se van a quedar huérfanos de muslo porque la gula se ha apoderado de sus dueños. Es tremendo, no te das cuenta cuando estás metido en el círculo vicioso, y puede empezar de la manera más tonta, con un polvorón de más, por ejemplo. O ese plato de merluza rellena de gambas que te vas a ver obligado a repetir en la cena de nochebuena por insistencia de tu suegra. Y una vez que has dilatado las paredes del estómago, el cerebro no puede detener a la bestia trituradora que llevamos dentro. El día menos pensado, que puede ser hoy –lo siento, amigo- te levantas de la cama y eres de la talla XL, cuando eras una “L” de toda la vida. Los primeros días intentas disimularlo como puedes; metiendo tripa en las fotos; agujereando el cinturón hasta la punta; corriendo los botones y alargando los ojales; dejándote perilla para no enseñar el esplendor del papo, pero al final, tendrás que asumirlo, has engordado. Pasen buen día.

Un beso en los morroooooooooooooooooooooooos

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Un espacio para el intercambio de humor. Por Oscar Terol

Sobre el autor


diciembre 2008
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