Bicis
En todas las épocas de crisis y de convulsiones, inclusive en tiempos de guerras y revueltas, hay elementos que salen beneficiados, o que viven su etapa de mayor esplendor. También puede ser que el caso Contador nos haya sensibilizado de tal manera que estemos intentando aliviar el complejo de culpa colectivo con una reivindicación radical de la bicicleta. Por cierto, noble medio de transporte que me da satisfacciones hasta en su versión estática. Ahora bien, un comentario merece el, para mi gusto, excesivo protagonismo que está adquiriendo en nuestras vías públicas. Leo con detenimiento la última conquista de los ciclistas urbanos, esta vez, de manos de la DGT, que pretende sacar un reglamento que podríamos definir entre laxo y “todo vale”. Los amigos de la DGT proponen que las bicicletas puedan circular en sentido contrario de los coches; que puedan ir por las aceras y que tengan preferencia en vías de sentido único. Vamos que, de ahora en adelante si prospera esta iniciativa, los ciclistas seremos los dueños y señores de las ciudades. Yo propongo, en un alarde de solidaridad, ceder los carriles bici al resto de ciudadanía para que puedan transitar libremente, coches incluidos. Nunca, hasta la fecha, poseer una simple objeto como es la bicicleta, aunque esté oxidada y con las ruedas deshinchadas, le había otorgado a un ciudadano tantos derechos y parabienes. Hagan la prueba, ahora que estamos todos jodidos, con el paro al cuello y con el miedo de que la joven Ruby nos señale con el dedo y nos acuse de prostitución de menores, cómprense una bicicleta y verán como la vida se ve de otra manera. Es más, queridos compañeros de pelotón ciudadano, me atrevo a aventurar que si somos capaces de encendernos un cigarrillo encima de la bicicleta, podríamos hasta fumar dentro de los bares, porque no duden que acabarán por permitir que se pueda circular en bares y restaurantes. Recuerdo que, de niño, uno de los regalos que más ilusión te hacía era la bicicleta. Bueno, pues nos las siguen regalando los que nos gobiernan. ¿No nos estarán tratando como…? Qué cosas tengo. Pasen buen día y pidan perdón si cogen un coche, por si acaso.