Poco a poco; sí, un corta pega de artículo con el detalle floral de una fotito, de acuerdo, pero lo importante es asomar. estoy convaleciente de un gran periodo de ausencia, joder, soy vasco y tímido, ahora no puedo desnudarme a la primera de cambio. Me siento como aquel marido que bajó a por tabaco y volvió a los años a conocer a sus nietos.
Especies
Me maravilla que sigan apareciendo especies de animales nuevas; para eso Indonesia se las pinta sola, con sus más de diecisiete mil islas es un auténtico bazar del “animal sin etiqueta”. Quiero aclarar que lo que me gusta es que existan, no que las descubran. Ya sé que no ve va a hacer caso los ansiosos hombres de la ciencia, pero les pediría que no rastreen demasiado la zona, dejémosles en la santa paz del anonimato, del que usted y yo ya hemos salido para siempre. Me apiado de la recién aparecida “ranita pinocho” –una de las especies que han visto la luz y el taquígrafo por primera vez- , que vivía tan tranquila con una protuberancia en el morro que se hincha y apunta hacia arriba en época de celo. Con esa característica, no sé que pensarán ustedes, pero yo preferiría no salir en ningún reportaje; pónganse en su lugar, imaginen que la nariz se nos empinara cada vez que alguien nos gusta. Sí, es como para quedarse en una selva a vivir y no salir nunca. Ahora, estos animalitos estarán obligados a hacer “la declaración de la ciencia”, o lo que es lo mismo: aparecer en los libros y en los documentales de la dos; ser estudiados en laboratorios asépticos; y, si me apuran, portar un chip para que cualquier aspirante a Félix Rodríguez de
A gozarla