Buenos días, buena gente, hermanos, hermanas, por aquí resoplo.
Aquí sigo, en el parto múltiple, parece que son trillizos; el médico me ha dicho que me relaje, que respire hondo.
UYYYYY! verá la luz el uno de febrero a las diez de la noche. A nivel de paisanaje, no se puede pedir más; están todos los que tienen que estar. Si vienen ahora los extraterrestres, nos abducen a todos y nos llevan a repoblar un planeta abandonado. A veces, creo que estoy cometiendo algún delito contra la salud pública.
Os doy las iniciales del paisanaje: JDP – PS – ME – AS (Estos en la mesa) Invitado: JC. En el equipo: KDDR – IA – AA – AA – SU – PC – GE Y yo.
EL SERMONCILLO
China
Sí, amigo lector, al igual que usted estoy sopesando; no sé si preocuparme o alegrarme. Hombre, en mi modesta opinión, hay que alegrarse del bien ajeno, es de personas bien nacidas. En principio, los últimos datos económicos que revelan que China crece a ritmo endiablado, no es más que una constatación de algo que todos vamos percibiendo a diario. En nuestras ciudades, ya no queda una manzana sin su bazar o su restaurante chino para el uso y disfrute del personal. Es más, la clásica etiqueta con el “Made in China” que nos alertaba, en décadas pasadas, de la mala calidad de un producto, la hemos integrado de tal manera, que, ahora, nos extraña que algo no esté fabricado en allí. Es como si hubiéramos asumido que la fábrica del mundo está detrás de la muralla esa que se ve desde la luna, para lo bueno y para lo malo. Pero, claro, y aquí está el meollo, ¿hasta donde van a llegar los chinos en su afán de crecimiento? Porque pocos no son, y si se despierta el famoso dragón y sale a pasear su fuego con ostentación occidental podría llegar a arrasar el viejo mundo de ojos como platos en dos telediarios. Yo pienso que no tenemos porque preocuparnos de este asunto, el tema está bajo control. Por ellos, por supuesto. Lo siento mucho por los nacionalismos, mayoritarios o minoritarios, con afán de supervivencia; por
Seguiremos informando. Buen díaaaaaaaaaaaaaaa