Buenos días hermanos. Hoy es el último día de mi ciclo treintañero, mañana seré cuarentón, que suena… diferente, dejémoslo ahí.
Hay que reconocer que es un paso importante, entro en lo que se llama la época de plenitud del hombre (por lo menos, así la llamo yo, porque igual es la decadencia y la jodemos tía paca) Seguramente, a partir de ahora, seré una persona más reflexiva, menos impulsiva, me imagino que no haré cosas como esta:
Así que os dejo esta instantánea como recuerdo de mis años mozos, donde la inconsciencia era la razón de la existencia.
Adiós chiquillos, mañana seré un señor.
Dejo por aquí la perorata de hoy.
Estatuto
Pues fíjense como son las cosas, yo voy a celebrar hoy el estatuto, el día 26 de octubre, ¿por qué? Porque sí, como se hacen aquí las cosas, por derecho propio. Y si ese derecho, además de satisfacer nuestras obsesiones, sirve para llamar la atención, mejor que mejor. Además, porque he decidido ampliar la oferta de etiquetas hasta el infinito. Porque parece que, en Euskadi, tienes que ser de los unos o de os otros, de los que son y de los que quieren parecerlo. Me niego a someterme a la eterna división que se nos quiere imponer como una condena sólo por el hecho de haber nacido en esta tierra. Que somos conflictivos por naturaleza, de acuerdo, pero, probablemente, nuestros conflictos son mucho más ricos en matices que la simple división entre nacionalistas y no nacionalistas. Una discusión, a mi modo de ver, desfasada y que necesita demasiada energía para mantenerse viva, una energía que debería utilizarse en una única dirección: atender las necesidades de los que aquí vivimos. Cualquier ciudadano con dos dedos de frente, y con uno solamente, podría exigir a los políticos una indemnización por daños y perjuicios después de tantos años de enconamiento y de guerra de trincheras. Es por eso que voy a celebrar hoy el estatuto, no el que sale en la prensa, sino el mío propio, el que redacto cada día cuando me levanto, con sus trasferencias pendientes y sus utopías, por qué no. Y lo voy a celebrar en un lugar simbólico para cualquier vasco, con mi familia y con mis amigos, con los míos, que se dice; algunos son de “los nuestros”, y otros de “los otros”. Es con ellos con los que tengo los auténticos retos en la vida; donde tengo que luchar por demostrar mi independencia y mi autogobierno, y no es fácil, la verdad. A mi no me da el día para causas mayores, por eso no me veo en ninguna foto oficial. Por cierto, no me copien y búsquense otro día, no vayamos a crear un bando nuevo. Pasen buen día.
A gozarla hermanos.