Buenos días hermanos, aquí resoplo, inasequible al madrugón. Perea quiere deciros algo..
Las primeras muestras de afecto para el insigne personaje están llegando. Manitas nos deleita con su intimidad, sin pudores ni complejos. En nombre de Perea, gracias.
Permíteme un ¡Ostias!
El artículo doy
Un día es un día.
No hay peor cosa del veraneo que salir de la playa tarde y ponerse a buscar un sitio donde comer. Lo primero, porque sales cansado, y lo segundo, porque no quieres andar mucho con los bártulos playeros encima. Si calzamos chancletas y tenemos arena entre los dedos, directamente es un suplicio. Normalmente, en el mismo paseo marítimo hay una hilera de establecimientos que siempre están abarrotados: los famosos chiringuitos, actualmente en peligro de extinción. Permítanme unos consejos de cómo enfrentarte a ellos. Se caracterizan porque hay un ritmo frenético en la cocina y varias mesas con manteles de papel, por lo que los días de viento es mejor tirarse al bocadillo, o al restaurante de mantel de hilo. Si va con la familia o amigos pobretones y es usted quien va a pagar, adelántese y proponga un menú general, por ejemplo: paella y pollo para todos. Como vayan a la carta, algún despiadado pedirá bogavante o rodaballo y le meterán la gran clavada. En una sola comida puede perder todo lo que ha ahorrado a lo largo del año vigilando las ofertas del Lídel. De todas formas, sepa que estos sitios no son baratos; y hacen bien en cobrar, qué coño. Hágase a la idea de que cada pedazo de pollo que pase por su garganchón será como una pasada por el peaje de
A gozarrrrrrrrr
¡Mañana nos vemos entre brasas!