Buenos días hermanos. En vista de la cálida acogida que ha tenido la presentación de Jackson Perea, me compremeto a comprar todos los capítulos que encuentre en la feria de televisión de Estepona. Mi objetivo era emitir hoy el segundo pero:
la abuela se ha puesto de parto a las seis de la mañana, trillizos, y rollizos, el más pequeño pesaba siete kilos. La yegua blanca que tengo en la granja adosada -Azucarglas- también, está a punto de caramelo, y hoy hay huelga de veterinarios, así que salgo escopeteado con el manual en la mano. Lo demás, lo de siempre: ir a regar las plantas a varias vecinas que están de vacaciones y ese tipo de cosillas. Así que no puedo darle al “rec”. El lunes, que será otro día, empezamos las cosas en serio. Ah, y el circo que puse, efecticamente, han…
Cris, tírate de las orejas y pon el moflete mirando al norte, que te acabo de lanzar un beso al aire, con acuse de recibo.
Mikel, gracias por tus ideas.
Os cuelgo el artículo de hoy
Vendetta
Lo escribo en italiano porque, generalmente, es un paparazzi el que dispara, ya saben, uno de esos francotiradores con ánimo de lucro que matan la intimidad y cobran por pellejo enfocado. Para mí, estamos ante un claro caso de venganza del pueblo llano, es decir, del pueblo morcillón y celulítico, los que soportamos estoicamente la dictadura de los posados con “fotosop” y maquillaje quitapenas. Reconozco que me siento atraído por esta baja pasión, sin ir más lejos, ayer me compré una revista que anunciaba en la portada varios robados de orilla con molla. Una de las protagonistas de la cacería cárnica era la musa del cine español, Penélope Cruz, que salía del agua luciendo hermosura y un “donde agarrar” nada despreciable. La lista de “pillados sin meter tripa” era larga: cantantes, actores, modelos, la ex de fulanito, y la nueva novia de menganito. A cada cual más ridículo, con la clásica barriguita descolgada, el culo caído, o los michelines al viento, el caso es mostrar quien se esconde detrás de los trajes embutidos y las horas de peluquería. Se intuye cierto ensañamiento y algo de rabia en este tipo de reportajes de las revistas de primera línea de kiosco. Si lo analizamos fríamente, es normal, y aun diría más: es humanamente razonable que nos den esta carnaza. Tranquiliza bastante comprobar que todos tenemos varias versiones estéticas, incluso los que están considerados “modelos a seguir”. Y además esta verdad al desnudo coincide con la época en la que tenemos que enfrentarnos al trance de ponernos en pelotas floreadas –porque por mucho traje de baño que lleves, en la playa estamos en pelotas-, delante del público y de nuestros cuñados. Personalmente, y sé que estoy metiéndome en un jardín con cactus y perro peligroso, me alegro cuando compruebo que el bañador no sienta bien a casi nadie, y que desnudos, salvo contadas excepciones, todos tenemos algo que ocultar. Pasen buen día.
A gozarlaaaaaaaaaaaaaa