Buenos días hermanos. Solo una cosa tengo clara de todo este baile; ayer se sacaron muchas fotos. Los anales de la historia estarán bien abastecidos de 5 de Mayo en Euskadi.
Y para culminar este post tan ecléctico, cuelgo el sermoncillo de hoy.
Condenados a sudar
Hace tiempo que dedico mi curiosidad a buscar coincidencias entre los diferentes actores y autores del gran teatro vasco; reconozco que es más fácil coleccionar discrepancias y diferencias, pero eso lo hace cualquiera. Ayer, los “dos hombres y un destino”, en su discurso previo al “quítate tú para ponerme yo”, me regalaron una para la colección. Tanto el lehendakari saliente como el entrante, ambos erigidos en arquitectos, consideran que es prioritario construir la paz. En otros escenarios, la paz se respira, se vive, se siente, se tiene o se alcanza; aquí se construye. Bueno, no voy a luchar contra la densidad de nuestra idiosincrasia, me rindo, somos vascos y habrá que asumir el peaje del sobreesfuerzo. Y ya que es la única propuesta que goza de legitimidad, de mayoría parlamentaria y de la bendición sociológica, pongámonos el buzo y no perdamos tiempo. Para esta construcción es necesaria la ayuda de todos, empezando por los encofradores -filósofos, ideólogos y moralistas, también algún teólogo- que tendrán que preparar los moldes de los cimientos sobre los que se levantará el edificio. Por supuesto, albañiles -ciudadanos anónimos de todos los rangos- brazos fuertes y manos ásperas que hagan un trabajo tan basto como necesario. Fontaneros –intelectuales- que doten a la construcción de los conductos necesarios para que sea posible una buena higiene que nos facilite el permiso de habitabilidad. Electricistas –artistas- encargados de la instalación por la cual nos llegarán la energía y la iluminación. Carpinteros, escayolistas y decoradores – gente fina y con capacidad de visualizar- que harán más acogedoras estancias; la paz no puede ser incómoda. Absténganse los cerrajeros en este edificio no serán necesarias las llaves, las puertas estarán siempre abiertas. Ya estamos todos a pie de obra con el almuerzo envuelto en papel de plata, podemos empezar cuando quieran. Una pregunta tonta: ¿Quién tiene los planos? Pasen buen día.
A pasar buen día.
Gracias por aguantar mi poliédrica figura.