Buenos días hermanos, Mary, no era un sueño, yo, por las noches, vivo en Bilbao, y salgo de los portales en busca de historias.

Bueno, yo me iré estos días, pero me llevo el porátil porque tengo que darle el último repaso al libro. Me conectaré todos los días aunque sea para saludar. Espero que lo paséis bien y que desconectéis de los malos contactos. Reseteo y desfragmentación. La papelera de reciclaje está llena, ¡Vaciarrrrrrrrrrrrrrrrr!

La semana qe viene hay que ir concretando la orgía sidrera. Un abrazo de osooooooooooo

Obama

Insisto en el tema de moda, a sabiendas de que ya le he metido el diente en numerosas ocasiones. Pero siempre encuentro un matiz nuevo que me inspira un comentario, una reflexión que compartir gustoso con ustedes. Soy fan del fenómeno Obama por lo simbólico del personaje, no puedo hablar de la persona ya que no le conozco, sería pretencioso por mi parte atribuirme un pasado común. El otro día, en su paseo triunfal por los Estados Unidos de Europa -así pienso que acabaremos llamando a nuestro viejo continente-, el señor Obama lanzó un mensaje conciliador al mundo musulmán, el gran enemigo de su país cuando estaba gobernado por George Bush. Haciendo una lectura apocalíptica de urgencia, podríamos decir que lo que hizo el actual presidente de los Estados Unidos es intentar evitar la gran guerra que anuncian las predicciones más catastrofistas, la tercera mundial. Lo que me llama la atención es cómo puede una sola persona cambiar tanto el paisaje emocional, actúa como si no tuviera un lastre de decenas de millones de compatriotas que apoyarían cualquier intervención en países con turbante. Yo creo, y esta es mi aportación a la filosofía de taberna, que estamos viviendo una época crucial a nivel mundial. Está en juego la credibilidad de la humanidad, a todos los niveles, la crisis es integral; se duda de la posibilidad de retomar el rumbo, o si lo ha habido en algún momento. Es más diría, con tristeza, que hay millones de personas que ya han tirado la toalla, y se descuelgan de la cordada asumiendo la frustración como el estado natural del ser humano. Justo en este momento, de falta de referentes, de insulto constante a nuestra inteligencia, aparece este señor y se atreve a recordarnos que, en el fondo, somos buenas personas con buenas intenciones. Por si acaso, nadie le contradice y todos quieren salir con él en la foto. A ver si va a tener razón y no está todo perdido. Yo sigo creyendo en los reyes magos. Pasen buen día.