>

Blogs

Óscar Terol

Se abre el Terol

En creciente

Buenos días, hermanos. Ya recupero el aliento y la pulsación. Gorka G.G., no, es imposible, impensable. Por una razón muy sencilla, nunca se le puede decir a una persona: “estás acabado”. A nadie y en ninguna circunstancia, es demasiado cruel hasta para bromear con ello. ¿Quién tiene derecho a negar el sentido, la lucha, la vida, o las ilusiones de los demás? Solo un corazón enfermo, o la envidia pueden alimentar frases como esas. Ya lo dije en su día, cuando hago comentarios soy Oscar, alguna vez Oscar Terol. ya tengo bastante con mi propia pereza como para inventarme un enemigo íntimo. No me jodas.

Al lío:


Os cuelgo también el artículo de hoy.

Oro

Pasan los años, los personajes, las modas, los siglos, cambian las coordenadas, pero seguimos buscando aquellas pepitas que escondían los ríos de las películas de vaqueros en sus fondos. Todos somos buscadores de oro y, aunque no lo queramos ver, vivimos en la ciudad errante junto a Lee Marvin y los demás. El metal noble, que hace innobles al quienes dependen de su ansiosa búsqueda marca el ritmo de los golpes de tambor de esta galera sin rumbo en la que remamos. La existencia es una pelea más o menos educada, o socialmente aceptada, para conseguir la pepita más gorda, y si es sin mojarnos el culo, mejor. Los oros de Pekín fueron el estímulo de miles de deportistas durante cuatro años; pepitas con cinta e himno nacional. El oro que se perdió en los trámites del museo retorcido de Bilbao, los meandros de la conciencia son inhóspitos hasta para los buscadores más avezados. El oro negro, oro que viaja en barril, oro líquido que embriaga la mente del ambicioso y hace válida la ley del más fuerte, que no es otra que la ley del Oeste, la ley de nuestra película con música de armónica. El oro de la bruja, que nos vende participaciones de un sueño en el que niños cantores extraen nuestra pepita de una gran bola de oro, y del que siempre despertamos sin copa de cava en los informativos. La pepita gorda de oro que le ha robado Cristiano a Lionel, con el consentimiento de un atajo de insensibles que no quieren ver la evidencia. Ya tenemos messias, no busquen más, Maradona ha reencarnado, y no en su yerno precisamente. Todo el oro que no tiene Argentina en los bolsillos de Mafalda lo lleva en sus botas Messi. Oro que esperaba a Mikel en una pepita institucional, y que no podrá recoger. Pero sí pudo disfrutar de las que él sacó de las orillas, orillas de ríos de aguas bravas, de bravos y de sensibles. ÉL también es pepita de oro para los buscadores. Aio Laboa. Pasen buen día. Y si encuentran oro, griten por favor.

A pasar buen día.

Temas

Un espacio para el intercambio de humor. Por Oscar Terol

Sobre el autor


diciembre 2008
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031